Spin-off

Spin-off

sábado, 31 de enero de 2015

Renacer....(con Él)



Él me devolvía a la vida....



   Maura tenía la radio a un volumen nada recomendable cuando llegué hasta su auto, sonreí pues era una de esas canciones que suelo oír y bailar cuando pido el estudio para mí sola en la academia de baile. Y ella lo sabe.
   
-...Pero algún día vas a querer volver al verme bien, besando amor en otros labios....-Cantaba la muy boba.

   Puso el auto en marcha, y cada vez que decía: "besando amor en otros labios", me miraba de reojo. Yo tan sólo le pedía que por favor no se distrajera y pusiera atención a lo que hacía, me ponía nerviosa, ella entendió y le bajó volumen.
  Bastian es un sueño, lo irreal, una fantasía.... ¡No es mi tipo, no es mi tipo! me repetía una y otra vez, es lo que siempre me digo cuando siento atracción por alguien; hasta ahora me había funcionado, y sólo tuve una relación que resultó un fiasco, y terminó...muy mal. Escuchar la canción que Maura seguía cantando en voz baja me recordaba a Theo, sólo que había algo que no iba a pasar y era el "Pero algún día vas querer volver...."
   Él no volvería.

-Estás muy callada.-dijo Maura.

-Sólo quiero llegar a casa sana y salva.-le respondí.

   Maura me tomó la mano y la apretó un poco.

-¿Quieres que me quede contigo esta noche, cielo?-preguntó.

-No, mi tío debe estar esperándote para cenar. No te preocupes, estaré bien.

    Mentí, a Maura era fácil mentirle... Y yo soy muy mala mintiendo, con eso digo todo.

    Antes de bajar del auto, Maura me detuvo, me miró en silencio por un minuto entero, eligiendo bien sus palabras.

-Vi tu rechazo hacia él durante el día.-No se le escapa una.-Seré honesta contigo, Luna. Soy de las personas que piensan que eras mucha mujer para Theo, y no estoy diciendo que el muy maldito se merecía lo que pasó, aunque creo que sí, y lo siento. Pero no deberías sentirte culpable, no es justo para ti, estás aquí y una nueva oportunidad se te presenta: tómala, cariño.

   Salí del auto y entré corriendo al edificio.
   Intenté mantener la mente en blanco hasta llegar a mi apartamento; ya en él, dejé mis cosas en el suelo, fui a por mi portátil y empecé a revisar las noticias. Lo hago cada mañana, y cada noche; mientras saltaba de una a otra página no sé que botón presioné pero una fotografía apareció en la pantalla.
  Un chico de piel blanca y pelo negro, sonriendo y abrazando desde atrás a una joven morena igual de feliz. De repente la imagen desapareció dándole paso a otra donde él besaba su mejilla, y así estuvieron las dos fotografías turnándose en el monitor. 
   Ése chico de veintiséis años, y ella en ese entonces de veinte, aparentando ser la pareja perfecta. Limpié las lágrimas que corrían por mis mejillas, ¡creí que las había eliminado todas!
   Eché la portátil al piso.
  
  Theo fue mi primer novio, pero desde un principio nuestra "relación" fue tóxica, dañina tanto para mí como para él. Nuestras personalidades eran tan parecidas, yo podía ser muy pacífica pero cuando me enfadaba no había quién me calmara, y él era igual. Era manipulador, adoraba insultarme cuando veía la oportunidad.... Terminamos y volvimos varias veces, él solía amenazar con quitarse la vida. Incluso lo intentó, su familia me echó toda la culpa, y al recuperarse él juró que me respetaría, que si volvíamos a intentarlo todo iría a mejor, yo ya no le quería y no sé si alguna vez llegué a quererlo. No sabía lo que era estar enamorada, sentir lo que siento con Sebastian me hace ver que lo que tenía con Theo no era -ni por asomo-, amor. Ni siquiera amor propio...
    A mis amigos les decía que todo iba bien cuando todo estaba patas arriba, cuando me hacía la vida un infierno. 
   A nuestros amigos les decía que sufría por mi forma de ser. Pero que me amaba, que haría lo que fuera por hacerme feliz... Y otra vez ante los ojos de todos, la pareja perfecta. La que siempre luchaba por salir adelante pese a los problemas...

  La última vez que Theo y yo nos vimos él discutió con mi padre porque él-mi papá-nos encontró gritándonos el uno al otro. Y lo oyó llamarme "Maldita puta", así, con todas sus letras; le pedí a mi padre que nos dejara solos, que yo lo arreglaría y terminaría con él de forma definitiva. 
  Fue en mi lugar de trabajo, yo acababa de salir de una función y Theo me vio hablando con un compañero, eso no le gustó; empezó a gritarme en el camerino y mi padre entró. Tras ese incidente en el camerino, salí y me subí en el coche, Theo subió por el lado del pasajero....
   
  Él ya no regresaría a mi vida, pero aún puedo oír su voz gritándome que no me atreviera a dejarlo.
    Él se fue para siempre, llevándose parte de mí...
    
   Me duché y me puse unas mallas negras, hice espacio en el salón recordando lo que le dije a Sebastian antes de salir del elevador. Y en las palabras de Maura...

  Seré honesta contigo, Luna....-Encendí el reproductor de música-Soy de las personas que piensan que  eras mucha mujer para Theo...-Cerré los ojos y al abrirlos el salón había desaparecido.-...y no estoy diciendo que el muy maldito se merecía lo que pasó....-Empecé a bailar.-...aunque creo que sí, y lo siento....-Él ya no estaba, debía dejar ir ese fantasma.- Pero no deberías sentirte culpable,-Me perdí en la canción-... no es justo para ti, estás aquí y una nueva oportunidad se te presenta: tómala, cariño.


  Su beso....
  "Mi Luna"...
  Una nueva oportunidad....
   Renacer en él y con él... 
    Mi Bastian...

  
    










viernes, 30 de enero de 2015

Tan Cercana.... Tan Distante...





Luna podía desquiciarte a veces, prefería guardarse sus problemas, 
arreglarlos ella misma o incluso morir con ellos...
Pero yo no planeaba dejarla...
Abandonarle no estaba en mis planes,
y cargaría con su equipaje de dolor de hacer falta...



   Ir a Berlín sólo porque padre quería anunciar con bombos y platillos que mi hermano mayor se haría cargo de su imperio de mierda me cabreó, hubiese podido estar presente vía skype. Pero el viejo dijo que todos los herederos debían estar en persona, así los socios conocerían a la futura generación y blá blá blá... Yo ni siquiera estoy interesado en manejar su dinero, sus negocios y en fin. Por eso me forjé mi propio camino, y todo me va bien, pero es algo que él no ve, toda la vida criticó mi forma de ser y vivía comparándome con mi hermano mayor. Creo que es lo típico, pero a mi hermano no lo odio, le tengo el cariño que se merece, de él he tenido un apoyo incondicional
  Niklaus, Paloma, Piotr y yo crecimos delante de las cámaras. Nuestra madre fue modelo en sus años mozos, y ahora sólo se dedica al diseño de modas.
  Padre era el estricto de los dos, ambicioso y siempre cuidando que no hubiera escándalos que pudieran ensuciar el buen nombre de la familia. Y cuando digo "cuidar de escándalos" me refiero a que me tenía vigilado las 24hrs del día.
  Mi padre es el fundador de una compañía de tecnología, LexCorp. nombrada así por el nombre de mi madre: Alexandra. 
  Y estoy de acuerdo en que Niklaus sea el nuevo CEO, es el más calificado, aunque Paloma también es muy eficiente. Yo no sería capaz de tomar el control de algo así, no soy de ese mundo aunque haya crecido en él.
  Pude evitar a Piotr durante los días que estuve en Berlín, aunque en contadas ocasiones intentó acercarse. No creo poder perdonarle, no ahora.

   El Lunes en la mañana ya estaba de regreso y lo primero que hice fue cumplir con mi palabra; dejé el equipaje en mi apartamento, cogí mi motocicleta del estacionamiento y fui a por ella después de llamar a Maura y pedirle la dirección de su casa..
  Quería verle, la echaba de menos. ¿Era normal? ¿Es esto normal? 
   33 años Sebas, y andas como adolescente calenturiento. Pensé.
   
   Le envié un mensaje en cuanto aparqué frente a su edificio, ella tardó un poquito en salir y creí que tal vez no estaba allí. 
    Pero apareció.

-¡Estás loco!-gritó.

-¡Por usted soy un acosador ¿recuerda?!-le respondí al instante.

   Bajó con un bolso al hombro y unos pantalones de mezclilla hechos a la medida, llevaba un abrigo negro cerrado y guantes a juego. Su pelo negro suelto al viento, me acerqué para besarle la mejilla, ella lo permitió.

-Vas de salida.-dije sin hacer ningún comentario sobre su delicioso aroma, perfume Hugo Boss.

-Tengo que ver a Maura, llamó en la madrugada diciendo que debía hablar conmigo sobre una... ¿fiesta de aniversario?

-La revista, vamos que te llevo.

   Se subió sin decir nada más, ella no aceptaría que le gustó verme... Sin embargo en ese momento la oí susurrar: "Me alegro que vinieras".
   Arranqué, sonriendo al saber que había una oportunidad, ¿lejana? Tal vez, pero cada vez la veía más cerca.

   En el estacionamiento del edificio ella se quitó el casco y me lo dio. Nos encaminamos hacia los ascensores, en silencio; había una carga en el ambiente, en medio de nosotros dos, a nuestro alrededor. No sé si ella lo había notado, pero tenía un sabor a anticipación, al hecho de querer tocarla y que ella así lo deseara.
  
-¿Cómo estuvo tu viaje?-preguntó.

   Ésa voz...

-Digamos que ameno, hasta cierto punto. Ver a mi padre no siempre es fácil, tiene sus expectativas sobre sus muy diferentes hijos pero ya he aprendido a lidiar con eso.

  Las puertas se abrieron, dejé que saliera la primera y la guié a la sala de conferencias donde, con seguridad, estaría Maura. A la mujer se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja al vernos llegar juntos; Luna pasó de largo evadiendo el abrazo de su tía. Creo que así se llevan, parecen hermanas en lugar de tía y sobrina.

-Bien, que lleguen juntos me facilita las cosas.-Luna estaba recargada en la mesa y la vi mirar a Maura con una sonrisa irónica dibujada en los labios, era como si supiera qué era lo que su tía diría a continuación.-El séptimo aniversario de la revista es el miércoles, habrá una gran celebración tal y como me gusta, vendrán muchos periodistas a cubrir el evento....

-Y quieres que Bastian y yo vayamos juntos para hacer de pareja oficial de la revista porque tío Enrique y tú se van a Milán para los preparativos de tu despampanante desfile de modas.

   La morena dijo aquello en tono solemne, miré a Maura, puso una carita de ruego.

-No me hagas pucheros, Maura.-dijo Luna, cruzando los brazos. Y parecía ser su última palabra.

-Creo que es una buena idea.-intervine, sentándome en una silla. 

    Luna frunció el ceño, sin mirarme.

-Además, cariño, todo esto será tuyo en algún momento....

-¿Por qué no tienes hijos? De ese modo ellos podrían heredar "todo esto".-contradijo la morena.

-¿Y perder esta figura?

   Luna puso los ojos como platos.

-Debes estar de broma.-rió. Era la primera vez que oía esa risa, hermosa como su voz.-A veces eres tan frívola.

-Lo sé. ¿Si lo harán verdad?

   Aquella pregunta se prestaba para algunas interpretaciones, y sé que Luna pensó lo mismo que yo porque sonrió, otra vez sin mirarme.
   Desde el bolso de Maura se oyó el sonido de una canción que reconocí como Walking On Sunshine, Maura sacó su móvil y contestó, todo esto sin apartar los ojos de mí. Sabe que odio esa canción, seguro esperaba a que se lo recriminara.
  Se disculpó con nosotros y salió de la sala.
   Me levanté y me paré frente a Luna, no podía leer la mente pero sabía con exactitud lo que pensaba, le daba vueltas a la pregunta que Maura había hecho. 
  En silencio, cogí su mano izquierda y le quité el guante, ella tan sólo observaba. Puse su mano en mi mejilla, al momento ella intentó evitar tocarme, pero se dejó guiar; la solté y sentí su dedo pulgar en mi labio inferior. Su oscura mirada en la mía, su caricia en mi mejilla era como una brasa ardiendo, apoyé mi frente en la de ella.

-¿Lo haremos?-Una sonrisa ladina en sus labios.-Ir juntos, quiero decir.

-Sabes que ella hizo la pregunta con toda la mala intención del mundo ¿no?

   La besé como única respuesta, despacio, un beso casto. Su mano seguía en mi mejilla y la mía bajaba por su espalda hasta sus caderas. 
   
-Mi Luna.-susurré contra sus labios.

-Tomaré eso como un sí.-Luna me apartó con suavidad al oír la voz de Maura, noté su incomodidad.

   Durante todo el día acompañamos a Maura en el proceso de la edición de aniversario de la revista, sólo faltaban unos meros detalles.
   Luna procuró hablarme lo menos posible, y cuando nuestras miradas se encontraban podía reconocer esa frialdad y tristeza que vi en sus ojos después de besarla la primera vez. 
   La alcancé en el ascensor ya en la noche cuando acabamos, Maura se fue la primera, y esperaba a Luna a la salida del edificio para llevarla a casa.

-Vuelves a hacerlo.-comenté, ya dentro.

-¿Qué cosa?-Se recargó en la barra de metal.

-Ese escudo que pareces activar cuando todo va bien, me hace sentir que hice algo malo.-Preferí mantener la distancia, aunque por poco tiempo.-Tus ojos, son tan apasionados, pero de algún modo también consigues que sean fríos y distantes. Lo haces ahora.

   Nuestros cuerpos no se tocaban, y no es que no quisiera que  pasara.
   Su respiración se había acelerado, cuando Luna conseguía relajarse bajaba la guardia y sus ojos brillaban con una intensidad que quitaba la respiración.

-¿Qué pasa? ¿Por qué cambias de este modo?-Aparté un mechón de pelo que le caía en la cara.-No creo haber hecho algo para ofenderte, y de ser así, lo siento.

-Dame tiempo.-susurró.-Intento acostumbrarme a.... Llegué a mi destino.-dijo, mirándome a los ojos.

   Las puertas del elevador se abrieron, y me aparté para darle paso.

-El miércoles.-dijo, volviéndose antes de que las puertas volvieran a cerrarse.-Hagámosle un favor a Maura, y vamos juntos a la mentada fiesta.

    Le guiñé un ojo.
   Yo estaba aterrado, debo admitirlo, lo que empezaba a
sentir por Luna me ponía en una posición en la que nunca me había visto, ni siquiera con Amanda. Comenzaba a actuar de una manera casi obsesiva, pero que al mismo tiempo no lo era. Y me hacía preguntarme ¿y si ella no llegaba a sentir igual? Ya había tenido un desplante con mi ex mujer, mi mala suerte....
  Y terminé entendiendo algo muy curioso, la frase que había dicho.... 
  "Llegué a mi destino".... 
  No era por el elevador, y no puedo estar haciéndome ideas locas al pensar que lo dijo por mí...










jueves, 29 de enero de 2015

Corazón Oxidado....


Admito que el miedo a veces me controla 
cuando de alguien que me gusta se trata,
 pero con él,
 no sé cómo,
 terminé controlando mis miedos...
Él me hacía las cosas más fáciles, todo salía tan natural....


   ¡Pero es que debí suponerlo! Debí prever que lo vería allí, pero ahora eso ya no importa ¿no? Ahora sabía qué lugar no frecuentar demasiado, a Maura tendría que verla fuera de su trabajo, de preferencia en su casa o en la mía.
   Besar mi boca las veces que sean necesarias, ¿pero a quién se le ocurre?

-La señorita Rocío la verá ahora.-anunció la recepcionista.

   Me levanté y entré al bendito consultorio, ¿cómo me dejé convencer por Maura?
   Cerré la puerta detrás de mí. 
  Aquél lugar me resultó ameno a simple vista, sólo había un estante lleno de libros detrás del escritorio; todo era blanco y espacioso, la ventana tenía las blancas cortinas corridas, y además del escritorio y el estante habían tres muebles más, un sofá cerca de la ventana y frente a este una mesita donde habían dos tazas de café.... Eso no me gustó.
  Ella, la mujer con la que debía hablar, estaba sentada en otra silla al otro lado de la mesita. Se puso de pie para saludarme y me invitó a sentarme en el sofá.
   ¿Cerca de la ventana para hacerles el trabajo más sencillo a sus pacientes?

-No sabes el gusto que me da conocerte, Luna.-dijo la mujer.

-Maura le habló mucho de mí, es una bocazas.-comenté, ella sonrió. 

   Vi la taza de café humeante que estaba frente a mí.

-¿Gustas?

   Levanté la mirada, cogí la taza, caminé hacia la ventana, la abrí y vacié la taza por allí; volví a mi lugar, coloqué la taza dónde la encontré y crucé las piernas.

-No.-respondí.-Para hablar de mí, Maura debió mencionarle a mi padre. Por eso el café ¿no?

  La psicóloga apretó los labios, cerró la libreta que tenía en el regazo y la puso en la mesa.

-Un poco, pero quiero saber cómo era tu relación con él de tu boca; ¿por qué reaccionaste así por una simple taza de café?

   Nada me irritaba más que tener que hablar de mis asuntos con una perfecta desconocida, a menos que ella me agradara. 
  Maura se encargó de arreglar esta sesión la semana pasada, decía que si no quería desahogarme con ella entonces que hablara con una profesional, acepté para que dejara de insistir con ese particular. Igual nada se me quitaba con intentarlo.

-Mi padre solía preparar café en las mañanas y en las noches,-empecé, mirando la taza.-así que cuando me levantaba el aroma del café recién hecho se hallaba en toda la casa, y cuando regresaba de mis ensayos ya en la noche, solía encontrar ese aroma otra vez.

   Controlé mis emociones, no quería echarme a llorar delante de ella.

-¿Cómo era él? ¿Qué veías en él?

-Veía a un hombre que se preocupaba por su familia, e incluso por personas ajenas a su familia; siempre intentando hacer de este mundo un poquito mejor, los políticos son un chiste, pero mi padre era diferente. Él se preocupaba de verdad, creo que de acceder a un cargo tan grande él habría sido mejor que muchos, aunque a veces me enfadaba un poquito con él, teníamos nuestros desacuerdos. Muy pocos, porque él respetaba más mi espacio que mi madre, creo que teníamos una relación de padre e hija normal.

   La psicóloga escuchaba con atención, yo sólo quería que terminara la hora de una vez.

-¿No dices todo esto porque....

-No, sé lo que dirá y la respuesta es: No. Él siempre me trató bien, nunca le grité y él nunca me gritó, nuestras discusiones eran sumamente pacíficas; si me enfadaba con él eran por pequeñeces, ya luego lo estaba abrazando.

-¿Una de esas discusiones "pacíficas" fue por Theo?

    No rompí el contacto visual, y con serenidad le dije:

-Se acabó la sesión.

-Pero acabas de llegar.

-Y ya me voy.


Maura debería dejar que me ahogue en mi dolor, sabía que esto de ver a un "profesional" era mala idea. Llevo mi equipaje de un sufrimiento que no se supera en un año, a cuestas; no estoy preparada para hablar de cómo me sentía respecto a mis pérdidas en el último año, y no sé si lo estaré en mucho tiempo.
   Enrique me llamó para avisarme que tendríamos ensayo desde las dieciocho en adelante, así que esas horas libres las aprovecharía para ir a la academia y luego a mi trabajo en el bar de Andrea. 
   El marido de mi tía era director de teatro, pero no por eso me las veo fácil, le he pedido que me exija, durante los ensayos no soy su sobrina sino una más de su actrices. Incluso audicioné para ganarme un puesto en su compañía, no me gusta tener las cosas fáciles. Si no me esfuerzo por algo termino aburriéndome.
   
  Llegué a casa y encendí móvil, y portátil.
   Me senté en el sofá del salón con un vaso de agua en la mano, vi que tenía un correo de un tal: Sstrauss88@gmail.com.
   Estuve tentada a enviarlo a la papelera sin leerlo, pero lo abrí. 
    Así de curiosa y estúpida soy.

" De: Bastian S.
  Fecha: 28 de Enero de 2015
  Para: Señorita Hielo
  Asunto: Usted... 

   Señorita Hielo,

si mi osadía y mi insistencia le parecen una soberana molestia déjeme decirle que tendrá que soportarla, y tendrá que soportarme porque no voy a desistir, no soy ésa clase de persona que desiste al ver que algo le resulta difícil. Es más, mientras más difícil, más interesante.
Y tú, me has cautivado, ¿estoy mal si pienso que tengo el mismo efecto en ti?
Me marcho a Berlín por una semana, tal vez regrese en menos tiempo, pero a mi regreso serás la primera persona a la que busque... 
¿Me refundirás en la cárcel por eso? Me he vuelto un acosador de tiempo completo, y es tu culpa.
Te has convertido en mi debilidad...







Sebastian Strauss"




 ¡¿Cómo obtuvo mi dirección?!

-Maura....-susurré.

   Llamaron a la puerta, me encaminé a abrirla pensando en las diferentes maneras de torturar a alguien. 
  ¡¿Y cómo que "Señorita Hielo"?!
  Abrí y di media vuelta al ver que era mi querida tía toda entaconada.

-Maura ¿me puedes explicar por qué tengo un mensaje de Sebastian en mi bandeja de entrada?

-¿Consiguió tu dirección?-preguntó ella fingiendo sorpresa.

-Pues no sé cómo le hizo, a menos que haya un fantasmita amigable de nombre Maurasparín que se lo haya facilitado.-Maura apretó los labios y miró hacia otro lado mientras tomaba asiento.

-¿Vemos Master Chef....

-No, no me apetece ver a un montón de infantes cocinando mejor que yo, por más adorable que sea.-No puedo creer que me evada, ¿así soy yo?-No me hagas esto, Mau.

  Palmeó el espacio a su lado para que me sentara, cuando lo hice pasó su brazo por mis hombros y me atrajo hacia ella. 

-No he hecho nada que tú no quisieras.-comentó. Vale, sí tenía un poquito de razón.-Es un buen hombre ¿sabes? Pero es cosa tuya el verlo o no, si te escribió es porque en serio le has causado una buena impresión, con Sebastian es muy difícil eso. ¿Qué me dices tú? ¿Qué piensas de él?

   Es hermoso, muero por que me bese la boca las veces que él crea necesario... 
    Sonreí ante la perspectiva de volver a probar sus labios.

-Es una soberana molestia.-respondí, ella soltó una carcajada.

-Seguro no pensaste eso cuando se han besado.

-Además de molesto, chismoso.-dije, hastiada.

   Maura me apartó un poco con dulzura, y se inclinó para coger mi portátil; la dejé tranquila, si iba a leer el correo que lo hiciera.

-¿Señorita Hielo?-Maura me miró, como examinándome.-Sí, sí das esa impresión.-Y siguió leyendo, estaba bastante centradita en el mensaje; en cuanto terminó suspiró y volvió a abrazarme.-¿Vas a responderle, verdad?

-Ni hablar, cambia de tema.

-Bueno si es lo que quieres, Rocío me dijo que tú dejaste la sesión a medio....

-Paso. Otro.

-Luna, tienes que hablar con alguien, sé que escribir te alivia, y el hacer teatro, y la música y pintar.... Pero también sería bueno que expresaras lo que sientes con una persona, además de con un lienzo o una página en blanco. Cerrarte terminará haciéndote mal.

   Me quedé en silencio, puse mi cabeza en su regazo, ella empezó a acariciar mi cabello.

-Hay alguien interesado en comprar tu pintura.-comentó.

-Es un rotundo no, habla con el comprador y dile que no está a la venta.

-Ya lo he hecho no te preocupes, sólo quería que lo supieras.


    No sé cuántas veces leí el correo de Sebastian, pero algo en mí ansiaba que volviera. Dijo que me buscaría cuando estuviera de vuelta, y era en lo único que pensaba desde entonces; debería darme de golpes contra una pared.
  Cuando al fin decidí responderle, sólo escribí: "A tu regreso". Él debía entender que aceptaba que me buscara y que no se lo reprocharía si de igual forma no lo hacía. 
   A veces lo platónico es un poquito más perfecto, ¿no? Hay una frase de Gabriel García Márquez que dice: "En verdad hay sentimientos que es mejor que se queden en lo platónico; y es mejor recordarlos así, irreales, inacabados, porque eso es lo que los hace perfectos...". 
  La tentación de coger mi equipaje e irme me abordó por días pensando en esa frase, pero cuando sonó mi móvil el lunes en la mañana el corazón me dio un vuelco.
   Era un mensaje del correo.


"Asómate a la ventana..."


   Sonreí, y caminé con lentitud.
    Al asomarme le vi en una motocicleta... 

-¡Estás loco!-le grité.

-¡Por usted soy un acosador, ¿recuerda?!

   Bien.... Conocerle no hará daño ¿verdad? 
   










(Tú) Mi Debilidad...




Luna tenía una dualidad tan interesante...
Cuando veías su lado claro, todo era perfecto...
Cuando la oscuridad la cubría, era tan frágil como una niña...
Y a medias de una y otra...


    Vi el amago de sonrisa, le gustó que dijera eso. Y aún cuando le gustó volvió a mostrarse distante, debería llamarla "Señorita Hielo" porque eso parecía, hielo había en su mirada, hielo había en su voz....

-¿Cuántas veces te han dicho que eres una soberana molestia?-preguntó, caminando hacia el ascensor.

-Eres la primera.-respondí, y no mentía.

-¡Pero qué honor!-Presionó el botón para llamar el ascensor, vi una oportunidad para acercarme más a ella a pesar de la gente que caminaba por el pasillo y nos miraban, curiosos.-Estás invadiendo mi espacio personal, Bastian, y la gente nos observa así que aléjate de mí. No te quiero cerca.

   Recé para que el aparato tardara en llegar, pero de nada sirvió porque las puertas se abrieron y ella entró, si no fuese porque tenía que hablar con Maura, entro con ella y detengo el elevador.
   Luna sonrió y me dijo "Adiós" con la mano mientras se cerraban las puertas.
   ¡Joder, qué suerte la mía!
   Pasa que cuando te gusta alguien te la encuentras hasta en el cereal que tomas de desayuno. No esperé verle tan temprano, sí estaba preparado para encontrármela allí, es el lugar de trabajo de su tía, pero no creí que el encuentro iba a ser tan rápido.
  Si supiera que no dormí bien pensando en ella, hacía mucho que no me pasaba una cosa así, a decir verdad no recuerdo la última vez.
  
  Toqué la puerta de la sala de conferencias, me asomé y vi a Maura con una portátil, y firmando unos papeles.

-Buen día, jefa.-saludé.-Te he traído las fotografías de ayer, hice la selección de las mejores, pero quería tu opinión.

-Confío en tu criterio, Sebastian.-dijo con suavidad, levantó la vista.-¿Por qué tan elegante?

-Reunión con papito querido y mis hermanos, me voy a Berlín te lo dije mil veces.

-¿Piotr estará allí?-preguntó como quien no quiere la cosa. Asentí.-¿Tú estás bien?

   Me senté a su lado.
   
-Sí, esta será la primera vez que lo veo desde lo ocurrido, estoy preparado. Anoche la vi a ella y no pasó nada, ver a mi hermanito el traidor no me matará.

   Lo peor había pasado, fue el saber la verdad: que mi mujer me engañaba con mi propio hermano.
  Ahora sólo mirar al frente, vivir lo que me quede de vida.

-Por cierto he visto a tu sobrina cuando llegué.-le comenté.

-¿Luna estuvo aquí?-Su pregunta fue formulada con una sorpresa que me hizo entender que la Señorita Hielo no había llegado a verla.-¿Dónde se metió?

-Se acaba de ir, Maura. Pensé que había hablado contigo, la vi marcharse hace unos minutos.

   Maura se quedó en silencio, pensativa. Luego, con esos ojos verde oliva que tiene, me escaneó; fue como una acusación hecha con la mirada.

-Ahora mismo me vas a decir qué pasó anoche después de que ella salió de la galería, y tú la seguiste.-me ordenó.

   Creí que nadie había notado ese detalle, pero nada se le escapa a Maura Giraldo ¿no? Siempre pendiente del más mínimo detalle.
  No sabía si sería buena idea contarle lo ocurrido, Luna tal vez se lo diría luego, era cosa de mujeres. Y la forma en que Maura me dio la orden no me gustó, estábamos los dos solos, ¿y qué tal si me mataba? ¡Qué no hay testigos!

-Sebas, anoche cuando los vi hablando-dijo más tranquila, y me dedicó una dulce mirada, como si viera y le estuviera hablando a su propio hijo.-...había algo diferente en ustedes dos. Fue como si una especie de halo los rodeara, como si hubiesen estado encerrados en su propia burbuja; vas a creer que estoy loca, un poquito más de lo usual, pero creo que ustedes se merecen el uno al otro, se los dije anoche: no tardaban en encontrarse. Y no lo digo porque tengan amigos en común que eso es lo de menos, lo digo porque no hubiese importado el lugar o la forma: una estación de tren, un bar, un café... En cualquier parte del mundo sus almas se habrían llamado la una a la otra.

    Maura podía creer que sus palabras eran una locura, pero yo no; lo estuve pensando toda la noche justo por ese comentario que ella había hecho. Cuando sientes ese click, esa conexión con otra persona nada más verla u oírla...o leerla, sabes que hay un (re)encuentro... 
   Yo no creo en esas cosas, mentiría si dijera que sí. Pero cuando pasa, pasa.

-La besé.-dije al fin.

   Maura no reaccionó como yo esperaba, puso su mano sobre la mía encima de la mesa, y sonrió. Sus ojos brillaban.

-Y ella, ¿te correspondió?

   Me sorprendió que preguntara eso.

-Al principio se resistió, pero luego sí lo hizo.-Había un atisbo de alivio en su rostro, extraño.-Tu sobrina es....

-Complicada, Sebas.-Soltó mi mano y cruzó lo brazos sobre su pecho.-Es muy complicada, es algo que debes saber, no le gusta sentirse presionada por otras personas así que tenle paciencia.-Se hizo el silencio, Maura se enfrascó en sus cavilaciones. Tras unos minutos agregó-Sólo eso te diré, lo demás descubrelo tú sólo. 

   Me puse de pie, mi vuelo saldría en cualquier momento.
   Salí después de despedirme de ella, de camino al ascensor pensé en si debí pedirle o no el número del móvil de Luna.... 
   Regresé sobre mis pasos, Maura ya estaba en la puerta con un trozo de papel en la mano, me lo tendió con una sonrisa de complicidad.

-Sabía que volverías por esto, no es su número porque me mataría si te lo diera, es su dirección de correo electrónico. Por esto sólo me dará un puñetazo, o me golpeará con un garrote.

   Le agradecí entre risas.



   Antes de subir al avión le envié un correo, me había tomado algún tiempo decidirme si hacerlo o no. Pero como la impulsividad es una cosa seria, y mi naturaleza es así me encontré escribiéndole algunas líneas....

" Señorita Hielo, 

si mi osadía y mi insistencia le parecen una soberana molestia déjeme decirle que tendrá que soportarla, y tendrá que soportarme porque no voy a desistir, no soy ésa clase de persona que desiste al ver que algo le resulta difícil. Es más, mientras más difícil, más interesante.
Y tú, me has cautivado, ¿estoy mal si pienso que tengo el mismo efecto en ti?
Me marcho a Berlín por una semana, tal vez regrese en menos tiempo, pero a mi regreso serás la primera persona a la que busque... 
¿Me refundirás en la cárcel por eso? Me he vuelto un acosador de tiempo completo, y es tu culpa.
Te has convertido en mi debilidad...







Sebastian Strauss"





   Si llegaba respuesta de su parte significaba que tenía el camino libre... Y eso era más que suficiente, la posibilidad de conquistarla... 
    Pero la respuesta no llegó de inmediato, sino dos días después con un simple:

"A tu regreso...."







    

martes, 27 de enero de 2015

Rota....



    Cuando hablo o pienso en Bastian las palabras que vienen a mi mente son: Romance y Pasión...
    Muchos esperan a que llegue algo así a su vida, y él es esa mezcla tan perfecta que casi es irreal, y es en esa perfección hecha de imperfecciones donde me encuentro. Es esa parte de mí que perdí hace tiempo, de esos fragmentos de almas que se pierden con tantos errores cometidos.... 
   Si me preguntaran qué me gustó de él no sabría responder, tal vez diría alguna tontería como: "Cualquiera terminaría simpatizando con él, pero no cualquiera simpatizaría conmigo y él ha sabido llevarme con paciencia..."...


 -Necesito recuperarlo...

   Maura tenía a alguna amiga en el apartamento. Las oí hablar en la cocina al llegar de mis clases en la academia; por lo poco que logré oír de camino a mi dormitorio, la amiga de mi tía le fue infiel a su marido con el hermano de éste...

   No juzgo a nadie, cada quien hace de su vida lo que le plazca.
   Maura me llamó desde la cocina, dejé mi bolso en el piso de mi habitación y fui a ver qué se le ofrecía.
  Entré en silencio, vi a la mujer que la acompañaba. ¡Vaya que era guapa! Supe enseguida de quién se trataba porque Maura me mostró una fotografía de las dos en una playa en Grecia, y además me ha hablado mucho de ella. 
    Amanda Carlysle, una artista a la que le tengo mucho respeto, su trabajo es maravilloso lleno de tantos matices, tanta profundidad.

-Amanda, esta es mi sobrina.-dijo Maura.


-La famosa Luna ¡eh!-dijo la mujer en perfecto español. 


-Famosa en mi casa.-Ambas rieron, yo mantuve mi postura serena, apenas sonreí.-Es un placer conocerla, Amanda. Admiro su trabajo, lo que me lleva a preguntarle ¿cómo una mujer que engaña a su marido con el hermano, logra crear obras de arte tan emotivas? Es espléndido.


   A Maura se le cayó la cara a los pies.

   Hice la pregunta, no por maldad, sino porque me resultaba interesante el cómo algo tan profundo salía de alguien tan frívola.

-Tu sobrina es una insolente, Maura.


   Amanda salió de la cocina, mi tía me fulminó con la mirada y fue tras ella a ver si podía arreglar algo, seguro. 

   Escuché la puerta cerrarse.

-¿Por qué hiciste eso? ¿Qué te pasa?-preguntó Maura al regresar.


-Curiosidad, quería saber. Sólo eso.-le respondí, restándole importancia.


  Me senté a la mesa, ella me imitó.


-A veces no te mides, cariño.


-Me disculparé con ella por mi "insolencia", si quieres.


   Maura suspiró.


-Lo está llevando mal.-alegó, me levanté y fui a por un vaso de zumo de naranja.-Ella y Sebastian....


   Casi escupo el primer trago que bebí.

   El hombre al que Andrea me pidió darle la invitación para el bautizo de su hijo, el fotógrafo.... ¿Cuáles eran las posibilidades? 
   De Amanda sólo conocía su trabajo no su vida personal, es aquí donde me vengo enterando que se lió con el hermano de su marido. Así que si se trataba del mismo hombre no lo sabría hasta verle.

-...y arreglé tu ropa en el armario.-finalizó mi tía.


  No sé en qué momento saltó de la parejita a mi clóset, cuando algo no me interesa me pierdo en mis pensamientos. Si ella se dio cuenta o no, no lo sé.


-Gracias por tu ayuda, Maura.-le dije, ella me guiñó un ojo.


   Anunció que debía irse, tenía que prepararse para la inauguración de su galería; preguntó-por décima vez, porque la llamada de hace unos minutos no le bastó-si me vería allí. Le prometí que iría, que no faltaría a su gran noche.

  Hizo un comentario sobre mi corte de pelo, y se marchó.
  En cuanto me vi sola encendí el reproductor de música y dejé que la canción sonara, el silencio me ponía nerviosa en ocasiones, Highway to Hell de AC/DC se apoderó de mi apartamento. Y bailoteando me metí a la ducha, encendí la regadera y dejé que el agua fría cayera sobre mi cuerpo desnudo; recordar el rostro de Maura cuando le he formulado la pregunta a Amanda me hizo reír, tendré que disculparme con la blonda cuando le vea esta noche, pensé.
   Me recargué en la pared pensando en las razones qué me trajeron a Madrid, mi madre quería alejarme de Caracas por un tiempo, aunque la idea fuese de ambas. Mi madre y Maura, hermana menor de mi padre....
  Sacudí la cabeza y me concentré en la música que venía del salón.



   Amanda se puso muy seria cuando me acerqué a saludar a mis tíos, mi querida tía me hizo un gesto con la cabeza y entendí que debía hablar ahora o callar para siempre.


-Quería disculparme por mi mala actitud de la tarde, no quise sonar grosera.-dije, y por lo visto fue muy convincente.


   Amanda asintió y me tendió la mano, la cogí y luego me aparté de ellos; complací a Maura intentando distraerme. Sé que puso una pintura mía en exhibición, a pesar de que le dije una y otra vez que no lo hiciera... Padre solía decir que yo había heredado el carácter de su hermana pequeña, y no lo contradigo, el tiempo que he pasado junto a ella he notado ese parecido.

   La gente que mi tía había invitado no dejaba de maravillarse con las obras de Amanda, a mi también me gustaban, es que eran hermosas. Tenía un toque tan sensible, transmitía tanto en un sólo cuadro.
   Uno de los hombres que mi tía contrató para que sirvieran las bebidas me abordó, cogí una copa y le dije que tenía novio, señalé al primero que vi.
   Sebastian entraba justo en ese instante, él no me vio pero yo sí a él. El chico no ocultó su decepción y fue a servirle a otros invitados.
   Sebastian, sí es el marido-o ex, ya no sé- de Amanda.... 
   Su pelo negro tan bien peinado, y ese traje que le iba a la perfección... 
   ¡Luna fija la mirada en otra parte!
   Me giré para disfrutar de las pinturas, y a medida que caminaba, me fui acercando a mi pintura.... Si Maura no fuese mi tía, la mataría por hacer esto, debí esconderla o dejarla en casa donde no pudiera verla.
   De vez en cuando se me acercaba algún hombre para hacerme conversación o invitarme a tomar algo al terminar la exhibición, educadamente les dije que no estaba interesada. No me apetecía salir con nadie, tenía asuntos no resueltos conmigo misma como para llegar y meter a alguien a mi caótica vida; ni siquiera una salida por cortesía, o para hacer amistad. No me apetecía.
  Concentré mi atención en mi pintura, pero el hecho de mirarla no me distrajo del todo y pude ver de reojo como Sebastian venía hacia mí.
  Me susurró al oído un comentario, ahogué una sonrisa y di gracias a Dios por que a Maura se le ocurriera no poner una placa con mi nombre debajo del cuadro.

-Es preciosa.-dije, di la vuelta para verle. Sus ojos azules brillaban de un modo muy peculiar.-¿Eres acosador además de fotógrafo? 


-No, esto es una mera coincidencia.-Una sonrisa acompañó su respuesta.


   Yo no creía en esas cosas, y por mero descaro me acerqué a él y se lo susurré al oído.

   Luego hice la señal de costumbre para que se callara "mi secreto". 
   Maura nos abordó y me divertí mucho con la reacción de Sebastian cuando supo que mi acento era falso, intenté parecer distraída mientras mi tía le explicaba mi situación, luego se disculpó por la presencia de Amanda a lo que Sebastian no le dio mucha importancia.
   Mi tía nos dejó para atender a su gente, y él aprovechó para hacer algún que otro comentario sobre la llamada que respondí cuando lo vi en la tarde para entregarle la tarjeta que Andrea le había enviado para la hermana de él. 

-Usted es muy valiente para venir a darle la cara a su ex mujer, no....-dije, pero luego me corregí.-Ella es la valiente de hecho, usted fue el vilmente engañado. Siento que haya tenido que pasar por una situación como ésa.


-Sabes algunas cosas que no ventilaría en la primera cita.


  Me incomodó que dijera eso, sé que fue una broma pero de igual forma me puso un poco tensa así que decidí que ya era hora de marcharme.


-Oí a mi tía hablando con "esa mujer". Y si me disculpa, debo irme, ha sido un gusto conocerle.


   Le di un abrazo y un beso a mi tía, le dije que no me sentía muy bien que hablaríamos en la mañana. Quiso saber qué pasaba pero yo ya había empezado mi andanza hacia la salida.

  Comenzaba a llover, y antes de siquiera doblar la esquina sentí que me cogían de la muñeca haciendo que diera la vuelta, no de una forma violenta, fue algo muy suave. Era él preguntando si había dicho algo malo...
  La cuestión es que para mí todo estaba mal, desde el venir a otro país-me vi forzada-hasta el hecho de coquetear con él. 
   Me liberó, y de un momento a otro me tomó de la barbilla, sentí la calidez de sus labios sobre los míos. Mi reacción inmediata fue el empujarle, pero me vi presa de él nuevamente y en ese minuto todo intento de apartarlo se me fue de las manos; le correspondí y no había duda de que era yo la que estaba convirtiendo aquél beso en algo más. Busqué su lengua y la rocé con la mía, él se tornó un poco tímido, creo que sorprendido por lo que hice, pero pronto pasó y me apretó a él, sentir sus manos en mi espalda me dio una sensación de calma, de seguridad, de alivio, de reencuentro.... 
  Lo empujé.

-Me has seguido el beso.-sonrió, complacido.

  Yo también sentí ganas de hacerlo....

-Un error de mi parte, por supuesto.-argumenté, y girándome me fui dejándolo en medio de aquella tempestad.

  Subí en el primer taxi que encontré.
  Apagué el móvil y esperé hasta llegar a casa, el hombre no me hizo conversación, supongo que notó mi estado de ánimo tan poco "animado". 
   
 Sebastian no debió hacer eso, y yo no debí hablar con él. En cuanto se me acercó en la galería debí irme, evadirlo como había hecho con los otros... Aunque había una gran diferencia entre él y "los otros"... Una diferencia abismal...
  Él era mí Bastian.... 
 A mí que no me gusta el término "Amor a Primera Vista", aunque si lo pensamos bien: el primer beso lo damos con la mirada... Y yo caí en la suya, más que comprobado me quedó que yo también le había gustado. ¿Acaso no debería estar lloriqueando la traición de su mujer y su hermano? Uno no se recupera de algo así tan pronto, y yo tengo mis propios problemas. Problemas que no tenía intención de ventilarle, así que debo evitar ir a los lugares donde pueda encontrarme con él y sobre todo rogarle a Maura para que no hiciera las veces de cupido entrometido.

    Saqué las llaves de mi cartera, entré directo a hacer sonar alguna canción del reproductor de música, presioné uno de los botones, que eligiera el aparato. 
  Me quité la ropa allí mismo en el salón y me encaminé hacia el cuarto de baño. Hice los preparativos para darme un relajante baño de espumas, coloqué algunas velas aromáticas, apagué la luz y dejé que la canción que sonaba desde el salón invadiera mis sentidos.
   Sus labios.... Sus manos... Su lengua....

 ¡No! 
  No era justo para ninguno de los dos, él está saliendo de un matrimonio, su mujer quiere recuperarlo, la escuché decírselo a mi tía. 
  Y yo... Cometí un error irreversible hace un año atrás, error que me costó mi relación con mi madre y otras personas de mi entorno....
   Las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas sin que yo pudiera hacer nada, es que sólo quería llorar, estaba destrozada.
  Por más que mi madre se preocupe por mí tanto como para enviarme aquí, sé que me culpa, y que la verdadera razón para sacarme del país y enviarme al otro lado del mundo es el no querer verme porque le recuerdo....todo....


  Desperté, caminé hacia la ventana y vi que habían nubes grises en el cielo; volví a la cama intentando recordar el sueño que tuve, la pintura....
    Cogí el móvil, lo encendí. Tenía unos veinticinco mensajes de Maura, ¡esta mujer!
  Salí a las ocho treinta de la mañana directo a su revista, todos los mensajes decían que quería hablar conmigo urgente. Si no vino a primera hora y derribó la puerta es porque se le presentó algo, estoy segura.

  La gente caminaba por la calle muy abrigada, me encanta este clima.
  Entré al elevador nada más llegar al edificio de Vesta Fashion-o V Fashion-, revista de moda y variedades de Maura. Lo digo, ¡ésa mujer hace de todo! No se está quieta ni por un minuto; caminé por el pasillo al llegar a mi piso/destino. Una mujer pelirroja salía de una de las oficinas de aquel lugar.

-Buen día....

-¿Luna?

   Yo me incliné un poco a la derecha. La mujer, al ver lo que hice, se quitó del todo. Pero a mí ya no me hacía falta, mi nombre en su voz ya había removido ciertos recuerdos, y me había erizado la piel nada más oírle.
   Sebastian, con cámara en mano y vestido de traje, salía de otro de los ascensores. 
   Di media vuelta, escuché sus pasos y a él llamarme de nuevo; me detuve y me giré.

-¿Tu sueño es ir a prisión, Bastian?-pregunté.

   Él sonrió entendiendo el por qué lo decía.

-No soy acosador de tiempo completo si es lo que estás pensando, pero por ti lo sería.-Enarqué una ceja.-Trabajo aquí, de hecho esto lo iniciamos tus tíos y yo, pero yo sólo me dedico a la....

-No me interesa.-le corté.

   Sonrió hasta la mirada.

-¿Quieres que me disculpe por lo de anoche?-inquirió, dando un paso al frente. Yo di uno atrás.-Lo lamento, pero no lo lamento. De hecho lo volvería hacer, besaría esa boca las veces que hicieran falta....