Spin-off

Spin-off

martes, 22 de diciembre de 2015

Febrero (X)...





        No quería mentirle, en cuanto lo hice sentí mucha culpa. No merecía que le mintieran, no merecía ser herida de ninguna forma, era sublime en toda la extensión de la palabra; y no exagero por estar perdidamente enamorado de ella, quien la conociera notaría al instante lo fácil de amar que era. Porque sí, es fácil de amar.
       Pero su padre me pidió que omitiera el hecho de que trabajo para él, y que estaba allí siguiendo sus órdenes. 
     Me senté al borde de la cama, ésta se encontraba toda revuelta gracias a nuestro intenso episodio. Y todo era intenso con ella, desde el momento en que miraba sus ojos, en que oía su elegante forma de hablar, esa voz grave y dulce a la vez; ha sido tan poquito el tiempo que llevamos de conocernos, pero parece toda una vida.
   Cubrí mi cara con mis manos, frustrado por no poder decirle que venía de parte de su padre y que había un peligro acechándola. No sabía todos los detalles, Dorian no me los dio, pero aquello que dijo antes de darme permiso de marcharme me dejó pensando: "Algo que he aprendido, Gastón, es que la historia tiende a repetirse.... Los (re)encuentros son inevitables..... Vuestras almas se llamarán la una a la otra...". No quise preguntar a qué se refería, al final cambió de idea y en lugar de esperar un mes más, decidió enviarme aquí al día siguiente. Algo lo hizo cambiar de opinión.
   Observé la habitación de Ivel, tenía muy pocas cosas, el escritorio con su portátil cerrada y algunos libros. Me acerqué para ver de qué eran. Dos eran de historia Universal, uno de historia del Arte, y los otros tres tenían una cubierta diferente parecían antiguos; abrí uno, lo hojeé y entonces entendí que era un diario de vida. Probablemente suyo, así que por respeto a su intimidad lo dejé en su sitio, lo que no sabía de ella lo descubriría en el camino.
  Salí del dormitorio, eran casi las cinco de la tarde, se había tardado y sin llamadas para avisar. Iba a marcarle mientras me servía un vaso de agua, cuando se abrió la puerta y la vi entrar hablando por teléfono; sonrió guiñando un ojo. Le devolví el guiño; puso su bolso en el sofá, las llaves en la mesa del pequeño comedor, y se acercó para besar mi mejilla, giré la cara y se encontró con mis labios. Escuché la voz  inconfundible de Fi. 

-Todo está arreglado, Fi-dijo Ivel, apartándose y en un tono que hacía ver lo hastiada que estaba de repetir lo mismo.-Si estoy feliz es porque estoy feliz, si estoy mal es porque estoy mal, nada te complace.... No fue un beso lo que oíste, revísate...-reí.-Vale, sí, sí lo fue no te estás volviendo loca... No, no estoy sola en mi apartamento.... ¿Una de mis mascotas? No trato a los hombres como mascotas, me tienes en un muy mal concepto.....

   Crucé los brazos viendo cómo caminaba, y los gestos que hacía mientras hablaba. Hubo un momento en que se acercó a la ventana y sonrió, tal vez era la vista desde allí, pero nada en comparación con la vista que yo tenía. Era un deleite verla hablar por teléfono.

-....y es por eso que prefiero los textos, no tengo que oír tus regaños..... Disfruta de tu luna de miel, Fi, deja de monitorearme. Ya estoy crecidita....-Se quedó callada un instante, y luego suspiró.-Es Gastón, ¿sí?-Alejó el móvil y vino a mí, me hizo seña para que hablara.

-Hola, mamá Osa-dije.

-Eres un jodido bastardo, hijo de tu put....

    No terminé de oír sus groserías porque Ivel volvió a tomar la llamada.

-Sé que no es de tu confianza, y que es un mal parido mujeriego, pero ya conoces mis malos gustos.-Me hice el ofendido, y ella rió.-Cariño, él sabe que si me hace daño le cortarás su preciado aparato y gozarás mostrándoselo.-Movió los labios para que sólo yo entendiera: Quedas advertido. Levanté la mano derecha y puse la otra en el pecho en señal de juramento. Sonrió, y su rostro se relajó, adquiriendo una ternura que no había visto en ella, sus ojos brillaron.-Lo quiero, Fi....-Me impresionó, y mucho. Yo temía que no sintiera igual.-Es la primera vez que siento así, lo sabes. No va a herirme, de eso estoy segura....-Nos mirábamos a los ojos, caminé en su dirección.-Siento algo aquí muy dentro, ¿sabes? Algo que me dice que nací para estar con él, y él nació para estar conmigo, lo supe tan pronto lo vi. Y sé que es muy temprano para hablar de algo profundo porque todo ha pasado tan rápido, pero no puedo equivocarme, él no es un error más de los que he cometido en esta vida. Él no es un desastre más.... ¿Recuerdas cuál es mi palabra favorita?... Sí, así me siento.... Cada vez que veo mi reflejo en su mirada, que lo veo sonreír, que lo escucho hablar, cada vez que lo siento aquí cerquita estando tan lejos.... Cada vez, me lo hace sentir cada vez... Sí.... Yo le digo, mi lluvia.... Gracias por entender, Fi... Y yo a ti, saluda a Salvatore de mi parte, un beso...

    Me encontraba frente a ella cuando colgó, no evadió mi mirada ni un segundo. Puso el móvil en la encimera, mordiéndose el labio inferior; me acerqué  para besar su boca, decirle que la quería tanto como ella a mí de la única forma en que sé decírselo. Y que aún las palabras "Te quiero" eran muy poco para definir éste sentir que tengo en mi interior....
   Suspiró y dio un beso más, su lengua apenas rozaba la mía. Dulce sensación que me ponía caliente....





        La cargué y la subí a la encimera, besé su cuello, lo mordisqueé. Ella me dio pleno acceso a él, suspirando mientras recorría sus piernas con mis manos.

-Tengo curiosidad....-musité, besando sus labios.

-Pregunte, mi buen señor-sonrió. Rodeó mi cuello con sus brazos.

     Delineé sus labios con mi dedo pulgar.

-Tu palabra favorita, ¿cuál es? Fi lo sabe, pero yo...

-Infinito-respondió, sonrojándose. Jugueteó con su colgante de media luna, ese que me hacía sentir nostálgico.

-Lo eterno.-Pensé en que así me sentí la primera vez que la vi: Eterno.

-Como nuestras almas-agregó ella.-¿Crees en vidas pasadas, Gastón?

   La miré deteniéndome en sus labios. Robé un beso más....

-Creo, últimamente creo en eso y más, porque conocerte nada tiene qué ver con casualidades. Sentía que algo me faltaba, no sabía qué. Hoy sé que no era un algo, sino alguien: me hacías falta, te echaba de menos sin haberte conocido aún.

    Y las palabras de su padre cobraron sentido: 

 "Algo que he aprendido, Gastón, es que la historia tiende a repetirse.... Los (re)encuentros son inevitables..... Vuestras almas se llamarán la una a la otra...".

    Él sabía que esto pasaría, mi destino y el de su hija iban de la mano.
     
















7 comentarios:

  1. Interesante lo de las vidas pasadas, que esos dos vuelvan encontrarse una y otra vez.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. "Te echaba de menos sin haberte conocido aún" Eso es querer de verdad.

    Un beso enorme. Muy grande.

    ResponderEliminar
  3. es un gran honor leerte un beso ricardo

    ResponderEliminar
  4. Y ya que está Ivel en escena aprovecho para dejarte nuestros buenos deseos para esta Navidad y el año que ya viene pronto. No tengo tu correo así que me gustaría hicieras tuya también nuestra felicitación navideña.

    Besos dulces con nuestro cariño para ti.

    ResponderEliminar
  5. Infinito... una palabra que encierra todo. Lo humano y lo divino, lo terrenal y lo celestial... precioso, cómo relatas!! Le he visto mirarla, la he oído hablar... Te felicito, Ivel.

    Mil besitos, preciosa.

    ResponderEliminar