Spin-off

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martes, 13 de diciembre de 2016

Huellas XXV

     Salimos al balcón un poco más relajadas, no me apetecía otra cosa más que verla sonreír. Después de todo Sahar seguía siendo como una niña con aires de adulta, creció muy rápido pero mantenía una preciosa inocencia pese a todo lo que a visto y vivido.
   Besé sus labios conservando la castidad, como conservada estaba una niñez que no vivió, y unas emociones que recién vieron la luz. Aunque Sahar era capaz de protegerse a sí misma despertaba en mí un instinto de querer protegerla, cuidarla, abrazarla, mimarla, ¡TODO!, despertaba en mí todo.
   Su risa tras el beso fue una linda melodía, me encantó, adoraba su risa porque no reía a menudo. Su risa era frescura en medio del desierto, y sabía de estar en el desierto, Sahar me dio la vida en aquellas circunstancias. Me guió a ella. Y era frescura en este desierto metafórico en el que se había convertido mi vida. Sin un hogar al cual regresar, deambulando sin rumbo fijo ignorando su existencia, su llamado, y que al final sí tenía un destino al cual llegar: Princesa Hassassin. Mi hogar. Mi Princesa.

-Nueva York es una ciudad muy extraña-comentó cuando me situé a su espalda, rodeé su cintura con un brazo mientras que estiraba el otro para poner mi mano al lado de la suya en la baranda. Y besé su mejilla. Sonreí al oír el suspiro que escapó de su boca y ver sus manos aferrarse al elemento protector que bordeaba el balcón. ¿Era yo quien provocaba eso en ella?-Sabes que no puedo-susurró-. Sigues provocando-añadió.

-Quiero intentarlo de nuevo-dije, y escuché su sonrisa-. Mueres por hacérmelo.

-Mucho.-Recorrí su cuello con la punta de mi nariz, su delicioso aroma era un peligro de lo hechizante-. No es sólo la ciudad, es este país-continuó, intentando ignorarme.

-¿A qué te refieres?-pregunté, parando, pero sin apartarme de ella.

-Está impregnado de un putrefacto olor a sangre y muerte, sus ciudadanos ni cuenta se dan. Míralos.-Ambas observamos desde el balcón a los transeúntes-. He estado en muchos países cumpliendo con misiones del clan, este aroma está en toda Assiah, pero aquí es más fuerte. Me sienta fatal.

-¿Crees que deberíamos volver a Providencia? Si esto te afecta....

-No quiero irme hasta terminar lo que mi padre me ha pedido, a pesar de que quiera obligarme a regresar a Providencia por el asunto de Amanda-dijo, dando media vuelta y quedando frente a mí-. Además estás conmigo, no pasa nada-sonrió. Y perdiéndome en esa sonrisa la besé en los labios, sus suaves y cálidos labios, tentándola una vez más.
-Serás tramposa-musitó, aún con la sonrisa en la boca.

-Me declaro culpable de querer besarte en todo momento, y sé que quieres que te bese en todo momento, me lo dicen tus ojos, tu cuerpo, toda tú.

-¿Y es malo desearlo con tanta intensidad?-preguntó, mirando mis ojos con el dorado felino de los suyos.

-No, malo es el esfuerzo sobrehumano que estás haciendo para no tomarme aquí y ahora, lo sé.-Le robé una carcajada. Rió porque era cierto, y se volvió observando a los transeúntes de nuevo, me paré a su lado-. ¿Piensas contactar con Amanda? ¿Lo tienes decidido?

    Sahar suspiró.

-¿Sabes qué es lo gracioso?-Negué con la cabeza cuando me miró-. Hasta hace unas semanas no me habría importado su existencia, o a qué se dedica, o si después de la muerte de Halia lo pasó mal en esos hogares de huérfanos, y ahora tengo incontables preguntas rondando en mi cabeza, ahora es lo único que hago, preguntarme cosas sobre Amanda, y acabo de conocerla. No es normal, como todo en lo que a mí respecta-agregó, tamborileando con los dedos, comencé a creer que hacía ese gesto cuando estaba nerviosa, frustrada o molesta, y era probable que estuviese pasando por las tres fases al mismo tiempo. Sus emociones eran mar revuelto.

-Es normal, Sahar-dije. Puse mi mano sobre la suya-. Se trata de tu hermana, tu sangre....

-No me gusta lo que está pasándome, Faye-confesó. Sahar no era el tipo de persona que se anda con rodeos; lo que odia yo lo traje a su vida, los sentimientos, las emociones. Hizo un gesto negativo con la cabeza, entrelazando sus dedos con los míos-. No te culpes, que no lo he dicho con esa intención, lo que me pasa contigo es distinto y lo disfruto, todo lo que tú provocas lo disfruto.

    Reí, Sahar me guiñó un ojo.

-Pero viene incluido el paquete de emociones completo, enfadarte y preocuparte por cosas en las que antes de mí ni caso que hacías.

    Se acercó a mí, sus labios buscaron los míos en un beso casto como al inicio.

-Tendré que hacerme a la idea del paquete completo, aprenderé, me acostumbraré, pero no creo que lo haga muy rápido. Circe lleva años enseñándome a ser sensible y lo más que ha conseguido es que trate con medida amabilidad a los demás-dijo, encogiéndose de hombros. De hecho fue muy tierno-. Sé paciente conmigo, ¿por favor?

    Ladeó la cabeza y lo único que consiguió fue darme más ternura aún.

-No tienes que pedirme ser paciente, lo soy. Tienes todo de mí, Sahar.-Esbozó una sonrisa, complacida, sus ojos decían lo mismo que mi boca expresó: yo también tenía todo de ella-. Amanda sí que se parece a tu madre-comenté, ella se recargó en la baranda-. Vi el cuadro de tu madre en el estudio de tu padre en Providencia la noche en que escapé de Khal, y encontré unas carpetas con recortes de periódicos y fotografías de Amanda Carlysle, fue entonces cuando Erza llegó seguida de Circe, y me pidió que...

-No te tortures con ello, ya pasó, no estoy enfadada. Sí me....-paró, y la noté pensativa, supuse que buscando la palabra correcta que definiera sus sentimientos de hace un rato-....¿decepcioné?-Asentí porque entendí que me estaba preguntando si era así como se le decía a lo que sintió. 

    Que se sintiera decepcionada de mí era peor a que estuviera enfadada conmigo, e intentaría que no se volviera a repetir.

-¿Quieres que prepare algo de comer para las dos?-le pregunté por cambiar de tema.

-Depende-dijo. La miré con algo de intriga, esperé a que continuara-. Si cocinas bien, perfecto, si en cambio lo haces del asco, ni lo intentes.-Enarqué las cejas sorprendida por la naturalidad en su tono de voz, no lo decía por querer bromear, ¡lo decía en serio!- ¿Y bien?

    Rompí en una carcajada, y la besé en la frente, ella frunció el ceño, confundida y así la dejé cuando entré a la sala de estancia. Por suerte cocino bien, me salió exigente la señorita; moví la cabeza de lado a lado riendo por lo bajo, cuando al pasar cerca de la mesita de centro vi un sobre en el suelo. Lo recogí, estaba abierto, miré hacia el balcón, Sahar estaba sentada en la baranda con las piernas hacia el exterior. Ahogué un grito, la llamé mientras caminaba de regreso al balcón, ella entró antes de yo llegar a salir.

-¿Llamaste?-dijo.

-¡¿Qué demonios hacías sentada de esa manera? ¿Sabes lo peligroso que...?! ¡Deja de sonreír!-exclamé. Y es que tenía una sonrisa ladina de suficiencia que me enervó más.

-Lo siento-dijo más seria-. No lo volveré hacer, no haría nada que te pusiera de esta forma, no a propósito-añadió, al verme al borde de un colapso. La abracé, fuerte, y sentí sus brazos rodeándome.

    Sabía que no corría mucho riesgo pues Sahar no moría, o bueno, aún no sabía de qué iba ese particular, pero no podía evitar preocuparme.

-¿Qué tienes allí?-inquirió al separarme y ver el sobre en mi mano.

-Lo encontré en el suelo.-Hice el amago de entregárselo pero me dijo que lo abriera. Era una invitación con una perfecta caligrafía en letras doradas-. <<Señor Vládimir Bélikov, Reciba nuestro sincero y cordial saludo...>>-leí en voz alta-....<<Nos honraría su presencia en la Mascarada que tendrá lugar en nuestro humilde hogar en Los Hamptons....>>-Humilde y Los Hamptons no pegaba ni con cola-....<<, esperamos su asistencia. Familia Carlysle.>>-finalicé, despacio y mirando a Sahar quien me asombró con su apacible expresión, creí que algo así la haría reaccionar de otra forma. En qué estoy pensando, si es de ella de quien hablo, sus reacciones nunca son lo que espero-. Es hoy-añadí, mirando la fecha.

-Fue a entregársela-susurró-. Amanda fue a entregársela, imagino que por la sorpresa que la invadió al ver a nuestro padre se le olvidó tras caer al piso, porque vi cuando la invitación se le cayó. Debió salir de la oficina a toda prisa y no la recogió, papá debió hacerlo.-No dejó de mirar directo a mis ojos, a veces intimidaba su avasallante mirada, y a veces me inquietaba de una forma que terminaría por hacer que mi corazón saliera disparado. Mordió su labio inferior, y extendió su mano para que le entregara la tarjeta-. ¿Tienes idea de dónde quedan Los Hamptons?

-¿No pensarás...?-Me interrumpí al ver las puertas del elevador abrirse y a Jay salir acompañado de una joven que llevaba una maleta.

     El moreno de ojos claros sonrió nervioso. Iba vestido de traje, un escolta más entre los que seguro nos rondarían durante los días que estuviésemos allí.
-Lamento irrumpir así, pero es que tienen visita-dijo.

-Creí haber pedido que me trajeras con Vládimir Bélikov-protestó la chica que entró con Jay, su acento ruso no me pasó inadvertido.

    Era baja de estatura, de pelo lacio y oscuro que hacía ver su piel aún más blanca, pálida. Tenía unos ojos verdes muy bonitos de mirada pura, limpia; observé de reojo a Sahar, ésta se hallaba seria con la vista fija en la recién llegada.

-Vládimir no se encuentra en casa-habló entonces.

-Eso le dije pero la joven ha insistido, Euzma-dijo Jay en su defensa.

-¿Euzma?-susurró la chica, dubitativa.

-Vale, ¿quién es usted?-preguntó Sahar, dirigiéndose a la joven.

-Nina Alyosha, ¿con quién tengo el gusto de hablar?-No me gustó en lo más mínimo su tono, su sonrisa, ni la mirada que le dirigió a Sahar.

-Sahar Cassul, hija de Caín.-Miré a Sahar, fue demasiada sinceridad considerando que la joven que tenía enfrente era una completa desconocida-. Es una Blood Drynka-me dijo al notar mi desconcierto.

-¡Lo sabía!-exclamó la tal Nina. Se acercó y le extendió la mano a Sahar, ésta levantó un muro entre ambas casi que pude verlo al percibir su cambio de actitud, miró la mano que esperaba ante ella y la estrechó por educación-. Cuando ha dicho Euzma supe que eras ella, su hija, y es un honor poder conocerte. En los círculos se habla mucho de usted, Euzma Sahar, mis respetos.-Hizo una reverencia, besó la mano con la que Sahar estrechó la suya-. La Espada de Caín-añadió más seria.

-¿Eres pariente de Velkam Alyosha?-inquirió Sahar, había puesto una distancia abismal entre ella y Nina.

-Soy su hermana menor-respondió Nina, me miró de reojo.

     Sahar asintió satisfecha con la respuesta.

-Jay, ¿sabes dónde quedan Los Hamptons?-le preguntó al escolta.

-Por supuesto, vuestro padre tiene una propiedad allí.

-Entonces prepara el coche, quiero que me lleves-ordenó. 

    Quiero. Quiero. ¿Estaba mal que me gustara oír esa palabra saliendo de su boca y sólo de su boca?
    Jay entró al elevador, perdiéndose tras sus puertas. Sahar volvió su atención a Nina, le ofreció algo de beber pero la joven aseguró que así estaba bien.

-Por favor, tome asiento, señorita Alyosha-dijo-. Esta chica que me acompaña es Faye Vesper, mi novicia, miembro del clan.

-Un placer-sonrió Nina, tomando asiento en el sofá-. Pueden llamarme Nina, no hay ningún problema.

    Me quedé de pie detrás del sillón donde Sahar se había sentado.

-Tristán Bogdánov estuvo aquí anoche-dijo Sahar.

-Lo sé, de hecho yo debía acompañarlo, pero me encontraba en Londres. Mi vuelo se retrasó y le dije que no podíamos darnos el lujo de posponer dicho encuentro, así que le tocó venir solo; yo acabo de llegar, tomé un taxi en el aeropuerto y vine aquí, Tristán ni siquiera sabe que estoy en la ciudad.

-¿Por qué la urgencia de reunirse con mi padre? ¿No le bastó con que Tristán lo hiciera? Él puede darle las pautas de lo que se habló anoche-dijo Sahar. 

    Nina bajó la mirada. Sahar miró por encima de su hombro, buscándome. Al verme, una sonrisa enigmática se dibujó en sus labios.

-No confío mucho en Tristán-susurró Nina, y entendí el por qué de la sonrisa de Sahar, Tristán tampoco le inspiraba confianza-. Si insisto demasiado en ello mi hermano me sacará de las investigaciones, y esto es muy importante para nosotros, Euzma Sahar. Mi hermano le tiene mucha confianza a Tristán, y aún más respeto por Caín, nuestros antecesores le decepcionaron y nosotros no queremos repetir la historia, si alguna vez salimos a la luz queremos hacerlo con la frente en alto, queremos paz, y ya hasta en los círculos han comenzado a verse cismas, somos hermanos, una misma comunidad, una misma raza, es suficiente con la envidia y el odio que nos tienen quienes están matando a los nuestros, para que encima tengamos que pelearnos entre nosotros.-Nina hablaba con una convicción que captó no sólo mi interés sino el de Sahar, la menor de los Alyosha era igual de visionaria que Sahar cuando se lo proponía-. Queremos ser de vuestro agrado, queremos ser merecedores de pertenecer a vuestra a familia. No queremos más sangre derramada.
   Me paseé por la sala de estancia, y pude observar la inexpresiva faz de Sahar quien sólo se dedicaba a observar a Nina en silencio.

-Imagino que ustedes saben lo que está pasando-agregó ésta última.

-Estamos enteradas, de hecho será Euzma Sahar quien se encargue de ahora en adelante-le respondí, Sahar seguía observándola.

-¿En serio?-dijo Nina.

-Mi padre tiene que atender otros asuntos, pero no quita que también esté al pendiente de los avances que hagamos-habló por fin la morena.

    El teléfono sonó, fui a cogerlo. Era Jay anunciando que nos esperaba abajo, le hice llegar el mensaje a Sahar, ésta se levantó. Le dije a Jay que íbamos en camino.

-Usted nos acompañará, Nina-soltó Sahar de camino al ascensor. Nina fue detrás, y a mi lado-. ¿No les apetece un gelato?-preguntó de pronto, Nina frunció el ceño mirándome, buscando alguna explicación que yo pudiera darle al repentino antojo de Sahar quien se encontraba en medio de ambas.

     En el coche Sahar se sentó con los brazos cruzados, y aún entre la Blood Drynka y yo. Su mirada al frente, ajena a lo que ocurría a su alrededor, Nina me sacó conversación para romper un poco el silencio que reinaba, tenía una voz igual de peculiar que la de Sahar aunque ni punto de comparación, la de Sahar pasaba de ser grave, profunda, a ser dulce y aniñada en cuestión de segundos como su actitud que bien podía ser cariñosa, romántica, y erótica cuando estábamos a solas, como fría, distante y mandona cuando estábamos en público, aunque con un especial y calmado tono que me dedicaba sólo a mí.
   Gracias a la rápida y segura forma de conducir de Jay llegamos en una hora y media a una de las zonas más prestigiosas y elitistas del estado de Nueva York. Los Hamptons era precioso, era la primera vez que visitaba esa parte, y aunque no estábamos allí para hacer un tour, las vistas por la ventanilla eran un espectáculo a los ojos. La verdad es que Providencia no tenía nada que envidiarle, sonreí mirando de reojo a una aislada Sahar. El sitio no le impresionaba, ella iba a lo que iba: ver a Amanda.
   Jay se detuvo frente a una casa muy grande, abrí la puerta con la boca hasta el suelo de lo asombrada que me había dejado la impresionante propiedad.

-Tu padre sabe gastar muy bien su fortuna-le comenté a Sahar.

-¿Mi padre usa esta casa para algo más, Jay? No creo que venga a pasar su tiempo libre aquí porque ya tiene Providencia para el caso-dijo Sahar, esperando la respuesta del escolta con sus oscuros ojos puestos en mí.

-Esta propiedad es utilizada por diversas instituciones a las que él apadrina: Orfanatos, Centros Geriátricos, han venido incluso personas con enfermedades terminales. Presta este lugar para que vacacionen, para que pasen un rato agradable; sólo es una de tantas que sirven para el disfrute de quienes no pueden pagar algo así de cómodo y lujoso-explicó el moreno de ojos claros, orgulloso del hombre al que servía.

     Nina sonreía siguiéndolo dentro de la casa. Sahar y yo íbamos detrás.

-Tu padre no es tan malo-dije, cambiando el comentario anterior-. Cuando quiere puede ser buena gente.

-Para aliviar las culpas que lleva encima-susurró ella.

-No justifico sus acciones, y lo más que sé de él, además de que es tu padre, es el hecho de que asesinó a su hermano milenios atrás. Es un padre que a su manera quiere a sus hijos.

-Dejó a mi madre biológica y a su primogénita abandonadas a su suerte-susurró. Nina estaba ocupada paseando por la casa con Jay. 

-No sabes exactamente cómo se dieron las cosas, Sahar, defiendes a una mujer que acabas de conocer y que por lo que sabemos es una sociopata.

-No lo sería de no ser por él. Escuché a Amanda cuando se lo decía.

-Ella no puede culparlo por lo que es ahora, somos dueños de nuestros actos-repliqué.

-Ahora soy yo la que te dice que no sabemos cómo se dieron las cosas para que Amanda terminara siendo lo que es actualmente, se llamó a sí misma monstruo.

-Al menos ella sabe lo que es y lo tiene asimilado-dije, levantando un poco la voz. Sahar dio un paso atrás, su mandíbula se tensó. Cerré los ojos al darme cuenta de lo que acababa de decir-. Sé cómo sonó eso, y no es a lo que me refería, no hablaba de ti. Hablaba de ella.... y no me puedo creer que estemos discutiendo por su culpa.

     Me dio la espalda y llamó a Jay.

-La mansión de los Carlysle, ¿dónde está?-le preguntó al encontrarlo en el patio trasero que daba a la extensa playa.

-A dos casas de aquí-respondió Jay, desconcertado-. Pero no puedes acercarte, tengo entendido que nadie debe verte, que has de pasar inadvertida.

-Y lo haré, no hay nadie más en esta playa y la persona a la que quiero ver....-dijo con lentitud, pasando al lado del escolta y viendo hacia un punto en concreto-....está allá-finalizó. Seguí su mirada y vi a una rubia sentada en la arena, a su lado había otra persona-. Es Amanda-susurró, bajando las escaleras.

-¿Estás segura de que es ella?-inquirí, yendo detrás.

-Claro que lo estoy, espérame aquí.

    No sonó cabreada al menos, pero sé que volví a meter la pata.

    



   Si antes dudaba de Tristán, ahora, tras escuchar a Nina me aferraba más a esa idea de ponerle vigilantes al Blood Drynka. Drako iba a tener que darme la razón aunque con o sin su apoyo Tristán no iría a ningún lado sin alguien pisándole los talones.
   Durante el trayecto a Los Hamptons me evadí, tenía a Amanda en la cabeza, necesitaba entender. Un monstruo....como yo.
    Me encaminé por la arena hacia la rubia que se hallaba sentada en ella acompañada de un caballero. Poco antes de alcanzarlos lo escuché a él hablar:

-Cuentas conmigo, Amy-decía, pasando su brazo por los hombros de la rubia para mostrarle su apoyo, y reconfortarla. Me detuve al reconocer el gesto, ¿sería su pareja o sólo un amigo?-Nadie sabrá lo de tu parentesco con Bélikov, al menos a mí tendrían que torturarme hasta la muerte y ni así sacarían información-rió.
-No digas estupideces, dejar que te hagan daño no está en mi lista de quehaceres de esta vida-le aseguró Amanda, él hombre soltó una carcajada.

-Me alivia saberlo, justiciera.-Apenas terminó la frase lanzó la vista hacia mí y se levantó-. Amanda-dijo.

     Mi hermana lo miró sin comprender por qué se ponía de pie, hasta que siguió su mirada y se encontró conmigo. Lo imitó, atónita.

-Sahar...-musitó.
-¿Estás molesta porque he venido a verte, hermana mayor?-pregunté, sintiéndome nerviosa...creo.

    Amanda sonrió.


      
     

<<Huellas XXIV


5 comentarios:

  1. No te diré nada nuevo, solo admirar como sabes relatar, dar vida a un personaje como Sahar de tal manera que podemos verla al leer cada acción e hilvanar los sucesos con coherencia en una historia tan extensa. Vuelvo a felicitarte.

    Besos dulces Señorita escritora.

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  2. Escribes de maravillas Frizen. Ojala todas las historias terminaran con final feliz no? besito se que ando medio perdido :)

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  3. Ahora sabemos como se encontraron Sahar y Amanda-Amelia.
    Interesante que Faye se preocupe por Sahar, aun sabiendo de su inmortalidad.
    Que detallada tu historia. Me gusta eso.
    Un abrazo.

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  4. Cada vez nos tienes más cautivados con la historia...

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  5. Relatar y que veas las escenas no es fácil y sin caer en cargar demasiado la historia.
    Te felicito una vez más, preciosa.

    Mil besitos, Ivel.

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