Spin-off

Spin-off

jueves, 28 de julio de 2016

Inicio del Fin


Castillo Renacer, Reino Unido
Sahar

    Volví sobre las seis de la mañana, todo en calma con algunas bajas por parte de los contra. Los muy enfermos sí habían puesto a sus francotiradores en varios puntos, y a varios alborotadores dentro de las manifestaciones;  logramos apaciguar las cosas sin dejarnos ver mucho, no pasó a mayores. Al menos aquí en Inglaterra, todavía no hemos recibido reportes de nuestros colaboradores en los demás países.
   Mi hermano y Paloma me esperaban en la estancia.

-¿Sahar?-dijo Vadhir, acercándose con una expresión preocupada, como si hubiese notado el repentino cansancio que yo sentía en ese momento-. Sahar será mejor que tomes asiento.

-Estoy bien, Vad....-No pude concluir mi réplica porque caí en sus brazos.

    No me encontraba desmayada porque percibí el movimiento que hizo para cargarme y acostarme en el sofá. Escuché a Paloma decir algo, y a mi hermano respondiendo que a mí no me pasaban estas cosas, no me agotaba con facilidad, menos después de pasar toda la noche fuera.
   Y mientras ellos hablaban pude verla, me observaba con una mirada vacía y demoníaca en sus ojos. Algo malo estaba pasándole.

-Faye....-dije en un susurro-. Faye....

-Sahar, ¿puedes oírme? Faye no está aquí, somos Paloma y yo.

-Está viendo algo, Vad-le oí decir a Paloma.

-¿Qué le pasa a Sahar?-Era la voz de Vit.

  Quise incorporarme al escucharla, la visión de Faye desapareció mientras me sentaba, y sacudí la cabeza. 

-¿Te encuentras mejor? ¿Ya pasó?-preguntó Vadhir, sentóse a mi lado.

   Me quedé viendo a Vit que se metió entre mis piernas, sus ojitos azules tenían la misma preocupación que la mirada de su tía y Vad. Cuando mi hermano la vio la primera vez, y le conté que era un proyecto experimental humano, un clon de nuestra hermana mayor, se mostró tan reacio como yo a estar cerca de ella. Sin embargo su actitud cambió muy rápido para con Vit, la mía seguía siendo la misma. Era el resultado de un humano jugando a crear humanos de un modo distinto y probablemente sin alma. 
    Yo veía a Vit como una cosa, no era desprecio, ella no tenía la culpa de haber sido creada.  La veía así porque así me veía a mí misma, aunque yo no era un clon humano, sí era un cuerpo vacío, una anomalía espiritual y de la misma naturaleza. Mi familia cree que lo ignoro, pero sé muy bien que Luna y yo fuimos una sola alguna vez, cuerpo y alma que se separaron poco antes de nacer. Veía a Vit como una cosa porque eramos iguales, porque yo era una cosa.
   Me abrazó. Baby Amanda, como Faye la llamaba, era más humana que muchos humanos. Faye diría que no había nada de malo en ella, como no había nada malo en mí; al apartarse puso su manita en mi mejilla, se sentía cálida, sonreí.

-¿Estás bien, Sahar?-preguntó.

-Sí, mi pequeña Bestia. Ya estoy bien, pero preocupada-añadí, mirando a mi hermano y a Paloma-. Algo le pasó a Faye, yo tengo que marcharme de aquí.

    Vadhir besó mi cabeza y le pidió a Paloma dejarnos a solas, antes de que la chica Strauss llegara a la puerta hablé:

-Lo que me pediste, lo haré. Voy a enseñarte.-Paloma sonrió y asintió, se notó su entusiasmo.

    Vadhir apretó los labios, entendí que estaba decidiendo qué tema abordar primero.

-¿Enseñarle qué cosa, Sahar?-No esperé que lo tomara por allí.

-Quiere aprender a defenderse, creo que es lo correcto así que decidí hacerlo. ¿Estoy equivocada, hermano?

   Vadhir hizo un gesto negativo con la cabeza.

-Es preferible que aprenda ahora, las cosas no están bien, y sólo pueden ir a peor así que no estás equivocada en tu decisión, Sahar.-Bien, normalmente no soy buena tomando buenas decisiones, excepto a lo que a Faye se refería-. La llamaste a Faye hace unos minutos cuando casi te desmayaste, ¿qué pasa con ella? ¿Qué pasó contigo? Tú nunca habías sufrido una caída por cansancio.

-Yo sé lo que papá debe estar haciéndole pasar a Vesper, lo sé porque yo lo viví en carne propia cuando era niña. La hará soportar un dolor inconmensurable, pude verla, hará que demonios la posean y eso duele, Vad, duele mucho; la pude ver. Necesito ir, necesito estar a su lado porque será una dura prueba, su cuerpo es muy frágil ahora, vulnerable a las posesiones como era el mío hace tiempo. Sé de la gran herida que quedará en ella.-Recargué mi cabeza en su hombro.
-La diferencia es que no tuviste a alguien que te ayudara a lidiar con eso, nunca permitiste que nadie se te acercara. Dejaste que la oscuridad dejada tras esas posesiones te envolviera, pero todo es diferente para tu amada porque tú estarás allí para sanarla, Sahar. 

    No quería seguir en ese castillo mientras Vesper estaba a merced de mi padre, las palabras de Vadhir no carecían de verdad pero mi preocupación lo único que hacía era aumentar considerablemente. ¿Cómo puedo cuidarla desde aquí?
    Paloma llamó a la puerta rompiendo el silencio, que no la calma porque mientras Vesper no estuviera a mi lado, no encontraría calma.
    Vadhir le dijo que entrara.

-Dos noticias, y ninguna es buena-dijo la joven, nerviosa. Vadhir se puso de pie-. La primera: dos drones sobrevolaron Madrid y abrieron fuego sobre la ciudad, se contabilizan 13 muertos y 27 heridos, eso anoche durante las manifestaciones.-Vi cómo mi hermano apretó las manos en puños-. Y hace unos minutos se registró una explosión en un aeropuerto de Alemania, el Daesh no ha tardado en atribuirse dicho atentado. 

-Más terror y distracción, joder. Es para restarle importancia a Amy, y que sea el miedo más que la valentía lo que prevalezca.

-Iniciarán la cacería. Una purga.

   Me levanté al ver a Ivel entrar a la estancia acompañada por una pelirroja. 

-Lamento venir sin avisar-continuó-, pero me enviaron a traerles una información muy importante, por precaución las fronteras entre Assiah y los demás mundos se cerrarán. La guerra en el Cielo está en su apogeo y para evitar que los portales que la Élite Terrana abrió les sirvan de ruta de escape a algunos demonios se decidió cerrar los puentes; así que estamos encerrados con los que quedan aquí, y los líderes terranos van a soltar a los bebedores de sangre contra los humanos en cuestión de horas.

-Será una masacre-dijo Paloma.

-Ivel-se presentó ante mi hermano, tendiéndole la mano-. Ella es mi Adalid, Dante Viktorya. Y sobre lo que dice esta humana, sí, será una masacre. Hemos hecho movimientos que no esperaban, Luzbel contaba con que lograría convencer a Caín de ser su aliado, y que Amanda se mancharía un poco más las manos hasta perder su humanidad por completo, cosas que no han pasado.

-Ya se dieron cuenta que cerraron los puentes. Les sugiero que se preparen-dijo la pelirroja-. Porque me temo que algunos rodearon el castillo.

    El castillo había sido cercado, mientras hablaban noté que algo raro pasaba, miré a Vadhir. No pensé que nos tocara pelear tan rápido.

-Fajro Incendia....-susurró Ivel.

-Fajro tale...-le sonrió la pelirroja, y sus ojos momentáneamente brillaron en rojo carmesí.

   Fuego incendia. Fuego destruye, según entendí. 
   Me asomé a la ventana, y vi fuego rodeando las inmediaciones de Renacer, obstaculizándole el paso a unos encapuchados de negro.

-Otra cosa que casi olvido-sonrió Ivel, sentándose en el sofá-. Desde ya no podemos orbitar, así que nos jodimos-dijo, como si tal cosa fuese lo más normal del mundo en una situación peligrosa como aquella.



          



 

martes, 26 de julio de 2016

Somos familia....




      En la entrada anterior se presentó por un instante la difunta esposa de Caín, y madre de sus hijos. Su nombre es Halia, y he aquí a la familia de Caín en pleno.





         Enrique, hijo bastardo. Circe actual esposa de Caín...


     Drako y Declan, personal de confianza de Caín. Maura, esposa de Enrique y tía por adopción de Luna...

      Y por supuesto, Faye. Pareja de Sahar...






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Limbo(Cierre)



Luna

-Mi hermana nunca hará lo que ustedes quieren, se equivocan si creen que su maldita sociedad, y su maldito líder ganarán esta guerra.  Y tú, tú sólo eres una bruja de mierda...-le escupí en la cara.
    Me abofeteó, y fue cuando conseguí abrir los ojos, no quería ver más allá, me negaba a recordar la monstruosidad que viví. Me rodeé las piernas con los brazos, acurrucada en medio de una carretera, el cielo azul cambió a gris y las gotas de lluvia cayeron sobre mí mezclándose con mis lágrimas.
   ¿Dónde estoy? ¿Qué frío lugar es este? Ya no sentía el dolor de las heridas en el cuerpo, más el dolor en mi alma seguía intacto. ¿Dónde estoy? ¿Qué frío lugar es este?
    Recobré alguna poca fuerza y me levanté. A mi derecha un desierto húmedo, a mi izquierda edificios vueltos nada que volvían a reconstruirse, y de nuevo a mi derecha no había desierto sino más edificios, la carretera empezó a llenarse de gente que tropezaba y caminaba con apuro. El cielo seguía gris y los edificios empezaron a volverse hacia arriba, parecía un mundo utópico descolorido.


   Empecé a caminar, la ciudad era cambiante, a veces todo estaba destruido, ruinas a donde mirara y de repente volvía a ser imponente.
    Incluso llegó a volverse un campo soleado, un jardín hermoso, y de regreso al desierto, a la ciudad abandonada y rota. 
   Pronto la niebla lo cubrió todo, vi algunas personas salir de ella, niños, ancianos, mujeres, hombres; el semblante que tenían era de gente que se había acostumbrado a aquellos. Intenté hablarles pero me ignoraban; ¿es esto un sueño? ¿O acaso morí? 
   Entonces escuché la voz de Faye, venía de alguna parte, giré el rostro hacia mi derecha y en el cristal del aparador de una tienda la vi hablar con Declan. Hablaban de Amanda, me vi a mí misma en una cama conectada a aparatos.... No....

-...¿Pero está estable..?-le preguntaba Faye a Declan.

-La están interviniendo, el coche se la llevó por el medio, está viva de milagro. Amanda saldrá de esta....

    Empezó a fallarme la respiración nada más oír eso. Amanda fue atropellada, Amanda....
   La yo que se hallaba en la cama entró en convulsión, Faye y Declan se desesperaron, mis tíos entraron a la habitación y les prestaron ayuda. 

-Deberías calmarte, cariño.

  Sentí una mano en el hombro y me volví despacio, retrocedí al ver el rostro de la mujer que me había hablado. Era hermosa, su pelo rubio estaba tan bien cuidado y arreglado, y sus ojos azules, su mirada me recordó a mi hermana.  Iba vestida como una Diosa griega, su presencia transmitía paz.
    A esta mujer la he visto antes.

-Ya te estabilizaste, gracias al Cielo-susurró, viendo el cristal. Su rostro era muy limpio como limpia su azul mirada-. Algo que debes saber de Amelia es que ya no quiere luchar por vivir, no sé cómo es que aún no ha venido a caer aquí. Pero me alegra, porque a pesar de que tu hermana se niegue a seguir, una parte de ella pelea por despertar. Como tú.

    Amelia, conocía a Amelia.

-¿No puedes hablar?-sonrió-. ¿Será que ya sabes quién soy y eso te dejó muda?-preguntó, amablemente-. No, eras muy pequeña cuando la muerte a manos de aquellos hombres, nos separó. Aún no sabes quién soy.-Di otro paso atrás hasta dar contra el cristal-. No tengas miedo, no quiero hacerte daño. Una madre no sería capaz de herir a su pequeña; soy yo, soy tu madre biológica.

-¿Qué mala jugada es esta?-conseguí decir, logrando que la voz no me temblara pero sin fuerza para evitar que una lágrima resbalara.

-Pedí permiso para venir aquí a verte, no es ninguna mala jugada. Estás en el limbo, ese punto intermedio entre Gehenna Assiah, y lo que allí se conoce como el Cielo; aquí aguardan las almas hasta la resurrección, era más hermoso, pero los acontecimientos que se han venido dando lograron esta inestabilidad que has visto. Mi niña, lo que te hicieron....

-Aléjate, ahora mismo me es imposible creer en nada, creer en palabras o en lo que mis ojos me muestran. Tú... mi madre...-balbuceé.

-Intenta recordar-susurró-. Mírame y recuerda, mi Luna. La Luna de Amelia y mía, nuestro pedacito de luz al que nos aferramos cuando mi amado Caín se marchó.

    Resbalé por el cristal hasta quedar agachada, los recuerdos fueron como un golpe a la cara. Un golpe de emociones, lágrimas y risas mezcladas en una infancia que nos arrebataron a Ame y a mí; la mujer se arrodilló y me abrazó, tarareando una nana, la misma que me cantaba Ame cuando éramos niñas.

-Lo que me ha dolido no poder ayudarlas, los muertos no podemos más que rozar un rostro sin llegar a tocarlo del todo, y nuestras voces son susurros, y los sueños que visitamos son a veces olvidados o borrados. Malditas reglas. Si me hubiese dejado invadir por el dolor y el rencor me habría desvanecido y convertido en algo que mis hijos odiarían, no quería eso, no quería ser un monstruo.... Lo pensé tantas veces, si era la única forma de estar cerca, de poder hablarles de frente y prevenirlas.... Rompí reglas, pero nada pudo ser evitado, nada. Él trancó el juego.

     La abracé y rompí en llanto, susurró que estuviera tranquila, que ya estaba allí, y que algún día sería para siempre, pero ese no era el momento.

-Tienes que volver, tienes que convencer a tu hermana de vivir, de luchar. Y que no se fíe de quien le promete todo, porque no todos los hilos los mueve el reptil..... Me dieron poco tiempo... Él ya viene.... Las amo, los amo a cada uno...

    Desapareció quedando el eco de su voz resonando.
    Deambulé por el lugar no sé cuanto tiempo, en los cristales, en algún charco, podía ver al exterior. Pude ver a Ame en la cama de hospital, estaba fuera de peligro según oí, como también escuché que su voz había sido escuchada y empezaron a verse manifestaciones en el mundo brindándole su apoyo.
   Yo sabía un secreto, Ame había atentado contra sí misma, lo vi en sus recuerdos. Y la noche del Sábado-supe entonces que llevaba casi cinco días en este limbo-, la visité. Le hablé, y le dije lo que nuestra madre me dijo sobre el artífice de este macabro movimiento hacia el oscurantismo. No todo lo había hecho Luzbel, detrás de él había alguien más.
   Cuando abandoné su lado volví aquí. 
   Luzbel era la cara, y era a él a quien debíamos enfrentar, tal vez al hacerlo caer, quien esté detrás caerá también.

-¿Luna?

    Me paralicé.

-Luna ¿qué haces aquí?

   Me giré despacio, no había pensado en esta posibilidad, en que al estar aquí lo encontraría.

-Bastian....



    
















*

Seattle, Estados Unidos
Drako


     Cuatro de la mañana del día Domingo, le sugerí a la señora Maura que fuera a descansar. Tomaría el turno para velar el sueño de su sobrina, me había enfrascado en el ir y venir de SaharGlobal porque Seguridad Nacional andaba haciendo visitas "de rutina", investigando bajo las órdenes del mismo Presidente, debido a las acusaciones que Matthew Carlysle había hecho en contra de mi Señor. Yo me encargaba del control de daños, y hasta ahora había mantenido a raya todo tipo de injurias en nuestra contra, sin embargo esto se ponía cada vez más serio y ellos estaban jugando todas sus cartas a nivel terrano y superficial como acusar a un poderoso empresario de terrorismo, hasta el nivel espiritual agujereándonos por todos los costados con sus aliados luciferinos. Nos demonizan cuando los demonios son ellos.
   Luna, pequeña Luna. No sé si hubo el tiempo suficiente para que la hija menor de mi Señor se convirtiera en objeto de mi deseo. Llegó a preguntarme si era porque se parecía a Sahar, y por el hecho de que ésta y yo nos liamos por un corto espacio de tiempo. Pero no era eso, Luna y Sahar pese a ser una misma eran distintas. Personalidades totalmente opuestas.
   Hubiese querido detener esto, si le hubiese prestado un poco más de atención.... Era mi deber cuidarla, esas fueron mis órdenes. Amanda confió en mí, incluso Dec confió en mí, hasta mi Señor que en un principio sólo quería que manipulara a la chica y buscara la forma de enemistarla con Amanda. Pero todo es cambiante, y mi Señor buscó redención, el perdón de sus hijos.
   Y dejé de ser quien trabajaba en pos del odio entre hermanas.
    Toqué la mano de Luna, cerré los ojos y entré en sus sueños, en ese limbo donde sabía, se hallaba. Un lugar cambiante, quienes hemos muerto alguna vez podíamos trasladarnos allí a veces.
    La vi en medio de una multitud que bailaba, era un club lleno de jóvenes almas. Ella era la única que se estaba quieta, hasta donde yo me encontraba podía percibir su tristeza.
    Salió, la seguí y a medida que caminábamos el ambiente iba cambiando. Buscaba a alguien.
    Se detuvo cuando todo cambió a un túnel frío y vacío.
   Lloraba y al notar mi presencia encontró algo de fortaleza.

-No sé cómo demonios llegaste aquí pero te quiero fuera. Aléjate de mí, Drako.
    No le hice caso, avancé hasta ella.
-Supongo que de este lado hablo en chino mandarín, y por eso no entiendes ¡que te alejes!-dijo, llena de rabia. Paré, ella suspiró-. Lo acabo de ver-susurró-, a Bastian. Pero sólo fue un instante, luego se desvaneció en este mar de almas, en este mundo que no se está quieto.... No puedo encontrarlo.

-Este no es tu lugar, Luna.

    Sonrió.

-¿Tú qué sabes sobre cuál es mi lugar, Drako Dark?

-Al lado de tu familia, tus hermanos-respondí, dando un paso más-. Hay una guerra allá afuera, y lo que pasa allá afuera se refleja aquí, todo lo que has visto es reflejo de lo que está ocurriendo. Bastian querría...

-No intentes manipularme con esa maldita frase porque no sabes nada de lo que él querría. Quiero quedarme, quiero que te vayas y no vuelvas aquí, no vuelvas a mí.

     Iba a marcharme, iba a complacerla. Di media vuelta y a punto estuve de salir.

    Una voz me detuvo, me regresé. Algunos pasos más allá de donde ella estaba apareció él, Sebastian Strauss.

-Bastian....-musitó Luna.

-Debes dejar este lugar, Luna. No perteneces aquí....

-Quiero quedarme contigo, yo...

-No es así como funciona, Luna-dijo él, caminando hacia ella. La abrazó cuando estuvo cerca, bajé la mirada-. Nunca imaginé que todo fuese a complicarse así, tanto que nos veríamos afectados, que ya no podría tenerte entre mis brazos. Te extraño mucho, Luna, pero es tiempo de que sigas, debes marcharte.

-No hay diferencia entre allí y aquí, duele igual, ¿por qué?

-Estás viva, Reina del Hielo.-Sebastian la apartó un poco-. Porque aún en la muerte nos pertenecemos, de la vida que viví eres la parte más bonita. Y yo, yo sólo fui una parte de la tuya, alguien ya había nacido antes que yo para ser de ti.-Me miró y asintió-. Vive. Llévatela, y has el favor de cuidarla-dijo en mi dirección.

    El suelo empezó a temblar, cogí a Luna por la cintura y la alejé del muro que empezaba a interponerse entre Sebastian y nosotros. Ella se liberó de mí, golpeó el muro y al calmarse cerró los ojos.
-Sé que encontrarás la felicidad después de mí, porque lo mereces, ya has sufrido bastante, mi Luna-se escuchó la voz de Sebastian al otro lado, un eco que resonó en aquél túnel.

     Ya no estaba allí, se había ido. Un ciclo que ella debía cerrar, que al despertar aún tardaría en sanar... pero sanará, yo me encargaría de ayudarla. Él le devolvió la luz al conocerlo, tomó un lugar que me pertenecía desde hace tiempo, y hoy, en este preciso momento me corresponde ser su hombro, su amigo, su guardián.
    Luna lloraba desconsolada, la tomé de la muñeca y la atraje hacia mí. La abracé, comprendiendo que ella nunca dejaría de amarlo, que lo conoció antes que a mí y que yo a sus ojos aún era un extraño. Jamás, jamás me amará como a él, sin embargo eso no me apartaría de su vera.
     















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domingo, 24 de julio de 2016

Huellas III



   Esa adoración en la mirada de Sahar me hacía sentir importante; sonreí porque en pocos minutos se me ocurrieron muchas preguntas en ese silencio nada incómodo que nos envolvía,  pero me abstuve y fui despacio, por cosas menos místicas.

-¿Estudias en algún colegio? ¿Tienen escuelas aquí?

-No usamos el mismo método que en el exterior, no tenemos escuelas.

   Se incorporó, sentándose en la cama con las piernas estiradas y apoyando la espalda en el cabezal.

-¿Cómo hacen con los niños? ¿Saben leer? Creo que muchos del exterior vivirían felices aquí, no tendrían que aprender, no querrían aprender.

-No conozco a nadie de acá que no tenga conocimientos, o que no quiera aprender, aquí no hay perezosos si es lo que tratas de decir. Se estimula la curiosidad, el deseo por aprender, bajo un árbol, en sus casas, en una montaña, cerca de un riachuelo; todos nuestros habitantes saben leer y escribir, saben matemáticas, idiomas, desde el más antiguo hasta el más reciente. Saben de los misterios que a tu gente se les oculta, el conocimiento que sólo los más privilegiados del exterior poseen y esconden de ustedes, ese conocimiento lo tienen nuestros habitantes.

   Su tono de voz no se volvió hostil, dio su explicación con calmada seguridad. Me llamó la atención eso de los conocimientos que afuera nos esconden, y que sólo unos pocos privilegiados poseen.

-Lo siento si te he cabreado, no quise...

-¿Qué te hace pensar que me has “cabreado”?-preguntó, sentándose al borde de la cama. Yo me levanté un poco-. No te fuerces, hazlo con cuidado.-Me senté despacio, siguiendo su consejo-. Asumo que significa Irritar, ¿no?-dijo de pronto-. Cabrear, es irritar, enfadar. Tienen unas expresiones muy raras, nunca oí a Declan usar esa palabra, ¿es barriobajera?

    Inocencia, eso encontré en sus palabras. Me abstuve de reírme, y puse una mano encima de la que ella tenía en la cama, la otra reposaba en su regazo.

-Sí, es eso lo que significa, y sí, es barriobajera-dije, soltando, ahora sí, una carcajada. Ella me miró dubitativa-. Eres muy dulce.

-Es una forma muy rara la tuya de hacerme saber que soy muy dulce, por tu risa pensé que te burlabas-comentó.

    Moví la cabeza de lado a lado.

-Eres dura y adorable al mismo tiempo, es una rara y divertida combinación.

-Soy rara, y soy un chiste-dijo, pensativa. Como buscándole alguna lógica-. Interesante, Faye Vesper.

  Siendo honesta, aún hoy no estoy segura si finge esa inocencia que me gusta. Para ella yo era la genuina, la aniñada, la inocente, y sí, en su mundo lo era. En su mundo ella era la experimentada. 

-Respondiendo a tu pregunta, creí que habías tomado a mal mi pregunta sobre la educación en este lugar, y sobre la pereza de algunas personas en el exterior, no quise decir que acá fueran iguales.

-En el exterior no educan, adoctrinan-sentenció-. Cúbrete-pidió, habían llamado a la puerta-. Es nuestro almuerzo.

   Fue a abrir la puerta, dejó entrar a una mujer que llevaba una bandeja de plata. Era morena, y su blanco vestido me hizo recordar a los himationes de la antigua Grecia, era precioso. Parecía una princesa en vez del servicio.

-Muchas gracias, Amira-dijo Sahar, su severidad nuevamente apareció-. Hazle llegar mi agradecimiento a tu madre por tan buena comida.

-Para nosotras es un placer preparártela, mi Señora. Mi madre te envía saludos, y manda a preguntar para cuando gustas de las clases de cocina.

    Sahar me miró de soslayo, yo desvié la mirada.

-Se lo haré saber pronto, enviaré un mensajero. Me siento agradecida de que se tome el tiempo para enseñarme.

-Nos honra tu visita-sonrió la mujer. Sahar asintió-. Buen provecho para ambas.

     La saludé con la mano mientras se marchaba.
  ¿Con qué más iba a sorprenderme esta chica? Trata a la servidumbre con respeto, como si de su propia familia se tratara. No recuerdo tener alguna amiga que hiciera lo mismo, para la mayoría el servicio era invisible; Sahar, a pesar de su frialdad, le guardaba respeto a la mujer que había venido a traernos el almuerzo.

-Yo también he llegado a pensar que en el exterior no educan en realidad-dije, siguiendo la conversación donde la dejamos.

-No, sólo preparan a sus niños para ser esclavos de vuestro depravado sistema en el futuro-respondió, ayudándome a levantarme para sentarme a la mesa con ella.

-Pero aquí no es tan distinto, la mujer que recién vino era servidumbre, esclava.

   Sahar enarcó las cejas. Me acercó un plato, se había sentado en la silla de enfrente.

-No era servidumbre, aquí no tenemos esclavos. Nos respetan, es diferente, respetan a mi padre porque les dio un mundo distinto y la manera que encuentran para agradecerle es ayudarnos en estos menesteres, nadie los obliga, lo hacen porque quieren. Papá intentó por años que desistieran, decía que no era necesario, pero muchos vienen de tiempos antiguos donde servirle a Reyes era lo que hacían, y ha sido imposible hacer que cambien esa parte de sí mismos. Nos ven como una familia Real, pero ellos no se sienten esclavos, y nosotros no los hacemos sentir esclavos, porque no lo son; papá les ha dado paz y protección aquí, todo sin ocultarles lo que es el exterior hoy en día, se les dio la oportunidad de elegir si seguir aquí o salir a tu mundo, y eligieron quedarse, y papá prometió cuidar que el único pedacito del Edén que queda no se corrompa como se ha corrompido el resto.

  Entrelazó los dedos sobre la mesa, me miraba atenta a mi reacción ante su explicación. ¿Qué podía yo decir si me había silenciado con tal discurso?

-Me resulta increíble la forma tan decidida con la que hablas de este lugar.-Ella probó su ensalada-. Dices que muchos vienen de tiempos antiguos, ¿cómo es eso?

-Personas que mi padre ha encontrado en su camino, ha vivido siglos, y ha encontrado personas dignas de Providencia. Aquí el tiempo pasa más lento, pueden vivir muchos años, pero la ley natural es nacer, vivir y morir, también aplica aquí, puede ser Edén pero los humanos siguen siendo humanos y hasta que el ciclo del reinado del Caído no termine, no habrá vida eterna.

    El Caído.
   Me eché hacia atrás en mi asiento.

-¿En dónde me he venido a meter?-pregunté.

    Sahar levantó la mirada de su comida.

-El mundo es misterioso, Faye Vesper, vuestros gobernantes han jugado con la historia, y con vuestras mentes. Les han ocultado bajo el mando de quién están-respondió. Se levantó, rodeó la mesa y con su dedo índice en mi mentón me obligó a mirarla-. No vuelvas a preguntarme nada respecto a eso, porque poco sé, sólo sigo órdenes de mi padre. Y la verdad, odiaría meterte en este asunto, odiaría que algo te pasara.-Me dio un beso en la mejilla y se fue a vestir.

  Tenía curiosidad, pero esperaría a que ella se decidiera a contarme, o a descubrir todo poco a poco.
   Ahora quería quedarme, Sahar me había prometido venganza. Y después de verla luchar contra esos hombres, sentía ganas de aprender y tomar con mis propias manos la vida de quienes me arrebataron a mi familia; pero por sobre todo-vi cuando salió vestida, y algo hizo que reaccionara, me levantara y fuese a su lado-me quedaba por ella.










    Faye me abordó antes de volver a sentarme a la mesa para acompañarla a que terminara de almorzar.

-Acabo de tomar una decisión-dijo, cruzando los brazos.

-Usted dirá, señorita Vesper.

-Quiero quedarme a tu lado-soltó. Luego sacudió la cabeza, bajó la mirada y volvió a subirla para capturarme en sus grandes ojos-. Es decir, quiero quedarme aquí-se corrigió, al parecer la primera frase no sonó como ella quería.

   La cogí de la mano y volvimos a la mesa. Esta vez cogí la silla y me senté a su lado.
  Me gustó su decisión, luego hablaré con padre sobre el particular, Faye era digna de pertenecer a Providencia con todo lo que eso implicaba. Ser parte de los Hassassins era algo en lo que era muy seguro, papá condicionaría a la chica, tendría que sumarse a su ejército de guerreros y prestar juramento. Si quería quedarse, y él la aceptaba, era lo único que le pediría a cambio, ya que Faye había sobrevivido a su espada.

-¿Quién es Declan?-preguntó.

-Mi prometido-respondí, calmadamente. Ella empezó a jugar con la comida, apretó los labios-. Padre cree que es un buen hombre para mí.

-¿Es un compromiso arreglado?-Asentí cuando ella buscó mi respuesta con su mirada-. ¿Lo amas?

   Ladeé la cabeza.

-Sinceramente, no sé qué es eso-sonreí.

  Cogí mi tenedor y probé su comida, Faye sólo me miraba, asintió y siguió comiendo.

-¿Cuando será mi turno de hacerte preguntas personales?-pregunté.

-Disculpa si te he incomodado, no soy de iniciar un interrogatorio prefiero que me cuenten las cosas porque quieren y no porque se vean obligados.

-No me incómoda, nunca había hablado tanto en mi vida. Ni siquiera con mi prometido, y es mi amigo, así que puedes hacerte una idea.

  Con nadie me había sentido capaz de hablar de otras cosas, de algo que me gustara, de algo por lo que sintiera interés, nadie sabía que quería aprender a preparar una buena comida como lo hace la madre de Amira, nadie me conocía en realidad. A veces me pregunto si yo me conozco en realidad, he crecido con la idea de que mi destino era luchar para proteger Providencia e ir preparando los cimientos para un nuevo mundo libre de esa gente del exterior que es un cáncer para Assiah, la están quebrando. Era lo que padre quería, reiniciar todo, y yo era su espada para llevar a cabo dicho proyecto, yo era la ejecutora. 
   Si Faye supiera eso de mí cómo reaccionaría, si supiera que yo no soy diferente a los que asesinaron a su familia. Porque yo también era una asesina, Princesa de un clan creado para ajusticiar a perversos gobernantes, perversos hombres influyentes...

-Termina de almorzar, tengo algo qué hacer.

-¿Me dejarás sola el resto de la tarde?-preguntó, haciendo pucheros.

-Descansa, vendré por ti luego. Hay algo que me gustaría que vieras.

    Salí, cerré la puerta y me quedé un rato de pie allí. Sentía raro, no era como cuando empecé a liarme con Drako, definitivamente no era así.
   Fui con la única persona que me escucharía en esta situación, normalmente las hijas van con sus madres en busca de consejo, ¿no? Y yo no acudía mucho a Circe, pero ella sabía tantas cosas y probablemente tenga una opinión aceptable para lo que está pasándome. Porque yo no entendía nada.
   Llamé a la puerta de su habitación, a la voz de >>pase<<  entré.

-Circe ¿podemos hablar?

-¿A qué debo el honor de que la espada de Caín venga a mis dominios a hablar conmigo?-sonrió, risueña.

-Creo que estoy enferma-dije, hojeando un libro que cogí de encima de su escritorio.

-Tú no te enfermas, dulce.

-Entonces estoy hechizada. ¡Tú me hechizaste!-La señalé con el dedo, y luego crucé los brazos.

-No existe hechizo que te afecte, cielo-rió. Se acercó a mí, examinó mi rostro-. ¿Por qué piensas que estás enferma o hechizada?-Había puesto sus manos en mi faz, rompí el contacto girando la cara a un lado-. ¿Tiene algo qué ver con la señorita Vesper?

-Tiene todo qué ver, no lo entiendo. Estoy confundida-admití.

   Circe me observó con una odiosa compasión en su mirada. Chasqué la lengua, hastiada, odio ese tipo de miradas.

-No hagas caso a los pensamientos más que a los sentimientos, Sahar. Sé su amiga, ambas lo necesitan, ambas se necesitan; eres el hogar al que pertenece y ella es tu pilar.-Me recargué en el escritorio después de regresar el libro a su lugar-. Pequeña mía, mi hija, conocerás la bondad, la humanidad. Allá afuera aún hay gente buena, la señorita Vesper es tal vez, de las pocas con una pureza infinita; alma atada a ti, por siglos.

-¿Es posible querer tanto a alguien sin haberla conocido todavía?-le pregunté, la tierna mirada de Circe me hizo sentir segura de decir lo que quería decir-. Porque siento que es así, mamá, por alguna razón la quiero y sé lo gastado de la frase, pero es que la quiero desde antes de que llegara.

-Tú la trajiste, fuiste por ella y la guiaste hasta aquí sólo que no te diste cuenta.-Circe se volvió y caminó por la habitación-. Vuestras almas tienen historia, intenten que ésta nueva que inicia sea definitiva, y eterna. 

-Yo soy inmortal, Circe. Ella es una humana normal, no creo que lo "eterno" sea posible.

-Hay posibles futuros-susurró. Se giró y sonrió-. Deja de pensar y empieza a sentir, cariño, porque el reloj corre y el peligro está en cada esquina.-Guiñándome un ojo añadió-: Y la señorita Vesper puede ser todo, menos una humana normal, confía en mí; confíate a ella.

     Volvió a acercarse, besó mi mejilla y lo permití.

-¿Así se siente tener una madre?-pregunté, sonriendo.

-Tienes dos madres, la que te dio la vida y no pudiste conocer. Y la que intenta darte el cariño, si me lo permites, que ella no tuvo la oportunidad de brindarte-dijo, su dulzura y comprensión características indiscutibles de ella-. Así se siente tener una madre, como se siente tener una hija tan maravillosa como la que tengo. Yo siempre estaré orgullosa de ti, Sahar. 

    El resto de la tarde estuvimos paseando por los alrededores de palacio. Circe estaba encargada de los festejos por el cumpleaños de Declan, aniversario de su llegada. Ella buscaba cualquier motivo para traernos celebraciones, yo no acudía a este tipo de cosas pero haría una excepción; la gente de la ciudadela venía a palacio a acompañarnos. Al anochecer cuando empezaron a llegar fui a por Faye.

-¿Por qué hay tanta gente allí afuera?-preguntó, volviendo a la habitación. Había estado observando desde el balcón.

-Mi prometido celebra un año más de haber llegado a Providencia, en realidad es una excusa de mi madre para celebrar-le expliqué, ella soltó una carcajada-. Hoy tendremos dos invitados de honor.-Le extendí una mano, no dudó en tomarla-. Quiero que nos acompañes.

-"Quiero", con sólo decir "Quiero", así con propiedad consigues todo-dijo, sentí que se burlaba de mí.

    Besé su mejilla y le susurré al oído:

-Quiero....
    
     Cuando volví a mirarla sonreía.

-Quiero acompañarte-dijo, apoyando su frente en la mía.

    Después de ducharme, y vestirme, me marché dejándole mi
armario para que tomara lo que gustara usar. Parte de la ropa que tenía allí habían sido obsequios que Circe me traía de sus viajes al exterior. Poco había usado de esas prendas.
    Declan me esperaba al inicio de las escaleras, inclinó un poco la cabeza y haciendo un ademán con la mano me invitó a salir; su vestuario era muy de él, muy casual aunque su porte lo hacía ver elegante.

-Circe se sobrepasa cada vez más con estas cosas-comentó cuando salimos al jardín y nos encaminamos a la pista de baile techada que un año atrás mi madre había hecho construir-. Comienzo a creer que tu padre se va para evitar sus fiestas.

-No lo dudes, Dec, yo también acostumbraba a huirle. Cuando llega mi cumpleaños lo celebra por todo lo alto, ¿recuerdas el año pasado?

-Claramente, prometida mía-respondió, haciendo un guiño-. Lo que me lleva a preguntar qué te ha hecho cambiar de opinión hoy, ¿por qué decidiste acercarte a disfrutar de estos pequeños placeres mundanos? 

   Saludé a los invitados, algunos se acercaban a nosotros. Declan era más cercano a ellos de lo que yo alguna vez podré ser, no soporto las multitudes, pero eso no significaba que no me agradara que disfrutaran de la velada.

-Intento complacer a mi madre-respondí.

-Siempre has sido complaciente con Circe, en algunos casos, claro. Nunca en estos menesteres.

-Algunas cosas cambian. Si me disculpas....

  Circe me llamó para presentarme a un caballero, pasé observando el fuego de las antorchas que rodeaban la pista, y a la gente charlando, bailando aquella melodía tocada por los músicos de la ciudadela. Arabiga, suave....
   Paseé por el lugar tras hablar un ratito con mi madre y su amigo, era un pintor muy talentoso según Circe. No me sorprendería que pronto nos visitara para hacer un cuadro de la familia por pedido de Circe, nadie le niega nada a esa mujer. 
   Me recargué de la pared viendo cómo Declan era abordado y abrazado por ella. 
    Y la sentí antes de verla, nuestras miradas tropezaron.

















     No esperaba ver a tantos invitados, era mucha gente. No sabía qué tan grande era el pueblo pero parecía que todas las personas habían asistido a la fiesta aniversario del prometido de Sahar.
    La pista de baile era rodeada por antorchas cuyo fuego le daba un misticismo único a la noche, había magia en el ambiente y lo corroboré cuando vi a Sahar, y ella me devolvió la mirada.
    Hizo un gesto con la cabeza, y una sonrisa dibujada en los labios que llamó a la mía. Era fácil de amar, yo a esas alturas ya lo sabía.

















Huellas II